“Sonría, le están fichando”: Reporteros sin Fronteras denuncia las nuevas regulaciones de lo cibercafés
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Reporteros sin Fronteras condena el aumento de la vigilancia de los usuarios de cibercafés en China. El gobierno acaba de aprobar una nueva reglamentación que obliga a todos los visitantes, de los cerca de 1.500 cibercafés de Pekín, a dejar que les hagan una foto de identificación judicial. De aquí a final del año, los establecimientos tendrán que hacerse con una máquina que permite fotografiar a los clientes y guardar en la memoria los clichés y el número del documento de identidad.
“Ahora en China todos los internautas son sospechosos a los que hay que fichar. Con la excusa de la lucha contra la piratería y la ciberdelincuencia, el gobierno ha encontrado una manera eficaz de instaurar el fichaje automático de los usuarios de Internet. Sin ninguna garantía sobre el objetivo real del procedimiento, que recuerda a un escalofriante Gran Hermano, los cibercafés pueden convertirse en lugares de delación en toda la regla”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
Según un artículo, publicado el 16 de octubre en el diario Beijing News, los datos de los nuevos clientes se enviarán directamente a la Cultural Law Enforcement Agency, cuya misión es teóricamente luchar contra la piratería. Una medida que permite a las autoridades sin mandato registrar cualquier terminal, y hacerse con los datos almacenados. El portavoz de la agencia, Li Fei, ha declarado que se ha tomado esta medida para evitar que se den casos de “identidad compartida”; lo que consiste en presentarse en un cibercafé con el documento de identidad de otra persona.
En 2002 las autoridades cerraron definitivamente más de 3.000 cibercafés, y 12.000 de manera temporal, condicionando su reapertura a la adecuación a las normas de seguridad y la obtención de una nueva licencia, tras el incendio de un establecimiento en Lanjisu (barrio universitario, al norte de Pekín) que causó la muerte de veinticinco personas. El Ministerio de Cultura restringió también a un máximo de tres horas el acceso a los cibercafés de escolares en período vacacional, para “limitar las influencias negativas de Internet”.
Desde finales del año 2003, el gobierno equipa los cibercafés con programas de vigilancia, que los propietarios tienen que incorporar obligatoriamente a sus sistemas, para poder seguir la actividad de los usuarios por la Red. Esos programas permiten recoger datos personales de los internautas, registrar el historial de sus conexiones y alertar a las autoridades si visionan algún contenido ilegal.
Desde el 1 de septiembre de 2007 la ciberpolicía china envía patrullas a las pantallas de los ordenadores de los cibercafés, para controlar a los internautas chinos. Dos policías virtuales, JingJing y ChaCha, aparecen cada media hora en las pantallas de los internautas, recordándoles que las autoridades vigilan estrechamente la Web. Pinchando en esos iconos, el público puede también señalar infracciones, interactuando con la ciberpolicía.
Unos 400.000 policías auténticos observan diariamente la Red para filtrar los temas que el Partido Comunista considera “sensibles”. China es uno de los países más represivos con los internautas. Actualmente hay medio centenar de ciberdisidentes entre rejas, por usar su derecho a la libertad de expresión en Internet, y la red está enormemente controlada.
Leer el editorial del China Youth Daily sobre este asunto (en chino)
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Updated on
20.01.2016