En 2023, el canal de televisión de extrema derecha Channel 14 se convirtió en el segundo más visto de Israel, después de Canal 12. Ynet es el sitio web de noticias más leído del país y el diario Haaretz tiene una influencia considerable, a pesar de su limitado número de lectores y de las presiones a las que se enfrentan sus periodistas. Otros diarios que compiten en la prensa escrita son Yedioth Ahronoth e Israel Today (Israel Hayom). Ante la falta de representación en los medios de ciertos sectores de la población de Israel, han surgido medios destinados específicamente a los públicos de habla árabe y rusa, así como a la comunidad judía ortodoxa.

Los políticos tienen una influencia significativa en los nombramientos de los organismos reguladores de la radiodifusión. Canal 14 tiene fama de ser un medio que ofrece una cobertura muy favorable al primer ministro, con pocas voces críticas. Desde el comienzo de la guerra con Hamás, la mayoría de la prensa israelí reproduce cada vez más la propaganda de las autoridades a favor del conflicto y a las voces críticas les cuesta hacerse oír. La cobertura de la guerra en Gaza se impide claramente: sólo se permite entrar en el enclave a los periodistas “empotrados” en el ejército israelí. 

Bajo la censura militar israelí, las coberturas sobre diversos temas de seguridad deben ser aprobadas previamente por las autoridades. Además de la posibilidad de sufrir acciones civiles por difamación, los periodistas también pueden ser acusados de difamación por la vía penal y de "insultos a un funcionario público". En 2023, el parlamento aprobó una enmienda a la ley antiterrorista que castiga a quienes "consuman de forma sistemática y continuada publicaciones terroristas" o difundan "un llamamiento directo a cometer un acto terrorista". La amplia interpretación de este texto en un contexto de guerra entraña riesgos para la libertad de prensa. Una segunda ley, aprobada por el parlamento en 2024, permite prohibir la difusión de medios extranjeros que amenacen la seguridad del Estado.

La mayoría de los medios de comunicación en Israel son propiedad de grandes compañías o empresarios a los que es difícil investigar y que los utilizan para presionar a los organismos reguladores y cargos electos. 

Los periodistas israelíes identificados como árabes se enfrentan a más intimidaciones en el ejercicio de su profesión. Desde el comienzo de la guerra de Gaza, las autoridades han intensificado la represión contra estos periodistas, así como contra los reporteros extranjeros o israelíes que intentan cubrir la guerra de Gaza de una manera no alineada con el discurso del gobierno. Las redes del crimen organizado actúan para restringir la cobertura de sus actividades criminales, y en la prensa ultraortodoxa las mujeres están casi totalmente excluidas.

Los ataques cometidos por el crimen organizado y la brutalidad policial durante las manifestaciones son las principales preocupaciones en torno a la seguridad de los periodistas en Israel. Las medidas de represión contra los periodistas que cubren las protestas antigubernamentales se han intensificado desde que el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, político de extrema derecha, tomó el control de la policía a finales de 2022. El 7 de octubre de 2023, un reportero fue asesinado en el ejercicio de su labor  durante el ataque de Hamás. Los periodistas árabes que cubren la guerra desde Israel son objeto de amenazas y decenas de periodistas detenidos en Palestina están presos en cárceles israelíes.