Habida cuenta de lo desperdigadas que están las islas de este archipiélago del Pacífico, la prensa en papel es casi inexistente. Este vacío ha sido llenado por la Tonga Broadcasting Commission (TBC), propiedad del Estado, que controla Television Tonga y Radio Tonga con el eslogan “La voz de las islas amistosas” (“Call of the Friendly Islands”). En lo que respecta a la prensa online, el panorama está liderado por el portal Matangi Tonga, así como por la web informativa basada en Nueva Zelanda Kaniva Tonga.

En este pequeño archipiélago de 100 000 habitantes, el estado de la libertad de prensa depende directamente de los cambios políticos. La reelección del partido del ex primer ministro Samiuela ʻAkilisi Pōhiva, en las elecciones legislativas de 2017, tuvo lugar en un contexto de tensión creciente con los periodistas, especialmente con los de la TBC, cuyas editoras jefas fueron apartadas del medio por las presiones del poder. La llegada de Siaosi ʻOfakivahafolau Sovaleni al frente del gobierno, en diciembre de 2021, marca una nueva etapa para los periodistas de Tonga, que esperan compromisos concretos para poder ejercer su profesión con total independencia.

La libertad de prensa está garantizada por la Constitución, pero su aplicación es más bien errática. La década que siguió al impulso democrático de 2010 ha estado marcada por un endurecimiento constante de las legislaciones relativas a los medios. En 2015, el gobierno creó un órgano de regulación de Internet que le permite bloquear webs sin el permiso de un juez. Aprobada en 2020, la ley contra los ciberdelitos castiga con tres años de cárcel el ciberacoso, sin que se haya articulado claramente en qué consiste. El Ministerio de Información y Comunicaciones adoptó, prácticamente a escondidas, ocho normas liberticidas contra la prensa que penalizan la difusión de informaciones denominadas “sensibles” y protegen a las personalidades que están en el poder.

La viabilidad económica de los medios de Tonga es extremadamente volátil y, frente a la amenaza de asfixia financiera, varios periodistas se sienten obligados a autocensurarse para no contrariar a sus anunciantes, empezando por el Estado. La situación se ha agravado en los dos últimos años: además de haber encajado el impacto económico de la pandemia de la Covid-19, las infraestructuras de los medios del archipiélago han sido devastadas por la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai y del tsunami que le sucedió, el 15 de enero de 2022.

Desde hace una década, Tonga ha avanzado en lo relativo a los derechos de las mujeres y su papel en el seno de los medios, que en ocasiones lideran. Algunos temas siguen, sin embargo, siendo tabú, como el uso de torturas por parte de las fuerzas del orden, la abolición de la pena de muerte o la persistencia de la práctica del matrimonio infantil.

Los periodistas no temen por su integridad física en el ejercicio de su oficio, y rara vez son objeto de demandas judiciales. Esta situación esconde, sin embargo, fenómenos de autocensura relevantes en el seno de una comunidad nacional muy reducida. En un contexto económico difícil, muchos periodistas se preocupan antes que nada por su supervivencia económica. La Asociación de Medios de Tonga juega un papel clave en la defensa de la libertad de prensa.