El aumento de la inseguridad y la inestabilidad política derivado de los dos golpes de Estado de enero y septiembre de 2022, ha deteriorado considerablemente las condiciones de acceso a la información plural y el ejercicio de un periodismo libre. El "tratamiento patriótico" de la información tan apreciado por el capitán Ibrahim Traoré, presidente de transición, se impone poco a poco a la posibilidad de ejercer un periodismo riguroso.
Panorama mediático
Burkina Faso tiene un panorama mediático dinámico, profesional y plural. El país cuenta con más de 80 periódicos (Sidwaya, L'Evénement, Le Pays), 185 emisoras de radio (Omega FM), cerca de treinta canales de televisión (Radiodiffusion Télévision du Burkina, BF1) y más de un centenar de webs de información (faso.net, Faso 7, Burkina 24). La cultura del periodismo de investigación está bastante extendida y el primer digital dedicado a la investigación fue creado en 2023. Sin embargo, el deterioro en materia de seguridad y política se traduce en un aumento de la autocensura y las presiones.
Contexto político
Las intimidaciones contra los periodistas se han multiplicado en los últimos años. Durante los golpes de Estado de 2022, militares sublevados armados controlaron el acceso a las instalaciones de las televisiones nacionales y obligaron a los periodistas a leer sus comunicados. La junta militar en el poder no duda en amordazar a los medios extranjeros, principalmente los franceses, como muestra la suspensión de Radio France Internationale (RFI), France 24 o Jeune Afrique y la expulsión de ciertos periodistas. El gobierno también intimida a los periodistas locales, como demostró la suspensión durante un mes de Radio Omega en agosto de 2023. Ese mismo año, una agencia de comunicación próxima a la Presidencia organizó también una campaña de difamación contra tres periodistas burkineses.
Marco legal
La libertad de prensa y el derecho a la información están consagrados en la Constitución desde 1991, y el delito de difamación ya no conlleva penas de prisión. Sin embargo, sigue siendo objeto de fuertes multas, que pueden acarrear el cierre del medio afectado. El deterioro en materia de seguridad llevó, en 2019, a una modificación del código penal que criminaliza la difusión de informaciones sobre operaciones militares, fomentando así la autocensura. Aprobada en noviembre de 2023, la reforma del regulador de los medios de comunicación, el Consejo Nacional de la Comunicación, refuerza el control del gobierno sobre los medios del país.
Contexto económico
Los medios de Burkina Faso se mueven en un contexto precario. Las dificultades se han recrudecido tras la crisis sanitaria del Covid-19, que ha provocado una drástica reducción de la distribución y de los ingresos publicitarios. Por lo general, los periodistas disponen de pocos recursos o equipos con los que elaborar sus coberturas.
Contexto sociocultural
La religión sigue siendo el tema más sensible en el país. Varios grupos religiosos muy activos vigilan y ejercen presión en el debate público, lo que constituye una amenaza para la libertad de expresión y puede llevar a la autocensura. En los últimos años, los temas militares y los relacionados con la seguridad también se han convertido en tabú. Las zonas de conflicto, donde diversos medios y ONG han documentado abusos, se han convertido en desiertos informativos.
Seguridad
La violencia contra los periodistas, ya sea por parte de grupos armados o de las autoridades, se ha disparado en los últimos años. En abril de 2021, y por primera vez desde hace más de 20 años, dos periodistas españoles, David Beriain y Roberto Fraile, fueron asesinados mientras realizaban un reportaje en el este del país, cerca de la zona llamada de las "tres fronteras" (Malí, Níger, Burkina Faso) donde operan varios grupos armados activos en el Sahel. Por último, es habitual que los trabajadores de los medios sufran violentas amenazas y graves agresiones físicas durante las manifestaciones.