Siria: la reportera Merna Alhasan sufre una campaña de odio sexista por su cobertura en Idlib
Reporteros sin Fronteras (RSF) condena los insultos y rumores sexistas que simpatizantes del gobierno sirio, entre ellos periodistas, han lanzado contra la reportera Merna Alhasan, que cubre los combates en el último bastión rebelde de Siria, Idlib. Para la organización, no hay nada, nada, ni siquiera la polarización derivada de la guerra civil, que justifique un comportamiento tan degradante.
Alhasan es una periodista independiente y una de las primeras mujeres de la región en hacerse con un perfil mediático relevante por su cobertura de la situación en la región de Idlib.
Cuando, a principios de esta semana, se informó de que había sido violada por terroristas y de que la habían dado por muerta, docenas de cuentas en redes sociales favorables al gobierno -entre las que se contaba la de un miembro del Parlamento sirio- respondieron diciendo: "Mira lo que le pasa a alguien que traiciona a su país". Al desmentir la noticia en Facebook, Alhasan respondió : “¡Todos los días un nuevo rumor! Estoy bien, gracias".
No es la primera vez que es víctima de una campaña de desprestigio, pero las amenazas, los insultos y las burlas han ido en aumento desde que se intensificaron los combates en la región de Idlib y comenzaron los enfrentamientos militares directos entre Siria y Turquía.
Alhasan ha explicado a RSF que las informaciones son falsas y que los rumores sobre ella, como la afirmación de que su padre había decidido matarla por mancillar su honor al aparecer en la televisión, suelen compartirla las cuentas de los medios de comunicación y de figuras destacadas que apoyan al gobierno de Bachar al-Assad.
Después de que la grabaran en una plaza en la ciudad de Saraqeb, controlada por los rebeldes, desafiando a un periodista favorable a Assad con un gran número de seguidores en Facebook, otro periodista progubernamental se grabó haciendo un comentario sexista sobre ella en la misma plaza el 2 de marzo, tras caer la ciudad en poder del ejército de Assad.
"Regodearse con la supuesta violación de una periodista y usar constantemente su género para atacar su trabajo es intolerable", señala Sabrina Bennoui, directora del departamento de RSF para Oriente Medio. "La polarización de los medios de comunicación en Siria está produciendo difamaciones rencorosas y degradantes y, en este caso, ataques contra la moral de la mujer".
Según el Centro Sirio de Medios de Comunicación y Libertad de Expresión (SCM), en la región de Idlib hay unas 60 mujeres periodistas. Las personas contactadas por RSF confirmaron que tenían problemas relacionados con el género, en parte causados por su consideración social. "Cuando salgo a informar y sostengo una cámara, puedo ver el desprecio en los ojos de los hombres", dice la profesional independiente Shadia Tataa.
Otra periodista, Jehan Haj Bakri, fue amenazada por el grupo rebelde yihadista HTS porque no llevaba velo. "Me obligaron a usar un hijab para ganar la confianza de las personas y la sociedad y evitar ser agredida por grupos islamistas", asegura. Por su parte, Hadia Mansour ha tenido que usar seudónimo y cambiarlo a menudo por razones de seguridad. "Me parecía muy frustrante", lamenta, "porque no podía aparecer con mi nombre real y todo mi trabajo tenía que estar oculto".
Siria ocupa el puesto 174, de 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 de Reporteros sin Fronteras.