Reporteros sin Fronteras se ha manifestado el 8 de febrero de 2007, junto con representantes de varias asociaciones, ante la sede parisina de la televisión qatarí Al-Jazira, para pedir la libertad de Sami Al-Haj. El camarógrafo sudanés del canal se encuentra detenido, sin cargos, en la base militar norteamericana de Guantanamo, desde el 13 de junio de 2002.
Una veintena de militantes de Reporteros sin Fronteras, representantes de Al-Jazira y miembros del Comité Arabe de Derechos Humanos y de otras organizaciones, se han concentrado el 8 de febrero de 2007 delante de la sede parisina de la televisión qatarí, para reclamar la libertad de Sami Al-Haj, ayudante de cámara del canal, detenido desde el 13 de junio de 2002 en la base militar norteamericana de Guantánamo (Cuba). Los manifestantes exhibieron retratos del periodista, junto con un slogan exigiendo su libertad, en inglés y árabe. Algunos de ellos vestían simbólicamente los monos naranja que llevan los presos de Guantánamo.
El camarógrafo sudanés de Al-Jazira Sami Al-Haj, capturado en diciembre de 2001 por el ejército pakistaní en la frontera afgana y posteriormente entregado a los soldados norteamericanos, llegó a la base naval el 13 de junio de 2002. Forzado a confesar unas supuestas conexiones entre el canal qatarí y Al-Qaeda, le han sometido a más de 150 interrogatorios y le han torturado frecuentemente (exposición prolongada a pleno sol, suplicio de la bañera, privación de sueño, etc.). Enfermo y privado de todo contacto con su familia desde que le encarcelaron, el periodista habó por primera vez de que quería suicidarse durante una visita de su abogado, Clive Stafford-Smith, en abril de 2006. El caso de Sami Al-Haj, acusado sin pruebas de haber realizado una entrevista a Ossama Ben Laden y se haberse dedicado al tráfico de armas, por cuentas de algunos terroristas islamistas, es un ejemplo de la suerte reservada a muchos de sus compañeros de detención.
Tras una larga batalla jurídica, el Tribunal Supremo declaró, el 29 de junio de 2006, inconstitucionales los tribunales militares encargados de juzgar a los “combatientes enemigos”. El 28 de septiembre, el Congreso legalizó los tribunales de excepción, e introdujo nuevas cláusulas que impiden a los presos denunciar su detención antes de ser juzgados, y prohíben cualquier procedimiento contra sus carceleros. El 17 de octubre, otra ley autorizó el recurso a la tortura.
El campo de Guantánamo, reconvertido en presidio para los “enemigos combatientes” el 10 de enero de 2002, ha recibido hasta 770 presos. Actualmente tiene 395, y las autoridades norteamericanas prevén juzgar a entre 60 y 80. El abogado de Sami Al-Haj, el londinense Clive Stafford-Smith, no ha podido precisar a Reporteros sin Fronteras si su cliente forma parte de ellos (cf. comunicado del 10 de enero de 2007).
Las sevicias y los malos tratos a los presos, denunciados por una empleada del servicio jurídico del Cuerpo de Marines, dieron lugar a la apertura de una investigación interna, en octubre de 2006. En el momento de hacer públicas sus conclusiones, el 7 de febrero de 2007, el coronel Richard Bassett aseguró que “no existen pruebas suficientes para apoyar las acusaciones” de la testigo.