Paul KAGAME
Nombrado vicepresidente de Ruanda en 1994, justo tras el genocidio, Paul Kagame ascendió a la presidencia en el año 2000. La constitución, que fue modificada en 2015, le permite permanecer en el poder hasta 2034.
Depredador desde que ocupa cargos de responsabilidad.
Ruanda, 156°/180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021
MÉTODOS DE DEPREDACIÓN: hacer que reine el miedo
Desde que asumió el poder, Paul Kagame se ha escondido tras del recuerdo del genocidio de 1994, una época en que la que medios como Radio Mille Collines avivaron el odio racial, para justificar un control estricto sobre los periodistas y los medios en Ruanda. Casi tres décadas después, la censura sigue presente y la autocensura es la norma para no aparecer en la galería de trofeos de caza del régimen. El delito de “ofender a la persona del presidente de la república” ha sido ampliamente utilizado para amordazar a la prensa. Contra Paul Kagame también pesan sospechas por la muerte de Jean-Léonard Rugambage, redactor jefe del semanario Umuvugizi, al que hallaron asesinado mientras investigaba a los servicios secretos, y por el intento de asesinato contra un general exiliado en Sudáfrica. El régimen depende de sus servicios de inteligencia y de sus informantes encubiertos para perseguir a los periodistas.
Estos últimos son regularmente objeto de seguimientos, escuchas y acosos en internet por parte de los trolls del régimen. En consecuencia, la mayoría de sus fuentes guarda silencio, ya que también temen represalias si hablan. En el momento de escribir este texto, el país ya no cuenta con ningún medio privado nacional.
OBJETIVOS PREDILECTOS: Los periodistas independientes
DISCURSO OFICIAL: indiferencia fingida
"Cuando escucho a algunos de sus colegas periodistas emitir sus juicios y consejos con una autoridad inversamente proporcional a su experiencia, me hago preguntas". (Entrevista en Jeune Afrique en 2018.)
"¿Libertad de expresión? ¿Libertad de prensa? ¡Algunos de ellos insultan a la gente todos los días! ¡Me insultan todos los días! No me importa. En sus viñetas me llaman Hitler y yo no les hago caso, no me afecta en absoluto. Los desprecio a todos”. (Discurso pronunciado con motivo de la XVI conmemoración del genocidio, el 8 de abril de 2010).