Con ocasión del Día de los Derechos Humanos, que se celebra el 10 de diciembre de 2007, cinco representantes de Reporteros sin Fronteras han desplegado una bandera en la que están representados los arcos olímpicos en forma de esposas delante de Oficina de Relaciones del gobierno chino en Hong Kong.
Con ocasión del Día de los Derechos Humanos, que se celebra el 10 de diciembre de 2007, cinco representantes de Reporteros sin Fronteras, y entre ellos su secretario general Robert Ménard, han desplegado una bandera en la que están representados los aros olímpicos en forma de esposas delante de Oficina de Relaciones del gobierno chino en Hong Kong. Dos días antes, a los militantes de la organización se le notificó la negativa a concederles un visado, en la frontera entre China continental y Hong Kong.
“Inicialmente teníamos previsto manifestarnos en Pekín, pero las autoridades se han negado a concedernos los visados. Sabemos incluso que alguno de nosotros figura en las listas negras de los servicios chinos de inmigración (foto a bajo). En el momento en que el gobierno, en la perspectiva de los Juegos Olímpicos, procede a fichar a los periodistas extranjeros y a los militantes de los derechos humanos, esa negativa pone de manifiesto que Pekín está determinado a prescindir de todos los que molestan. Decididamente, los responsables chinos no toleran que se les recuerden los compromisos asumidos, cuando la concesión de los Juegos Olímpicos en 2001, en favor de una mejora de la situación de los derechos humanos, y muy particularmente de la libertad de prensa”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
“A ocho meses del inicio de los Juegos Olímpicos, tenemos que actuar. Frente al silencio del Comité Olímpico Internacional, y a la negativa de las autoridades chinas a mantener sus compromisos en favor de una mejora de las libertades en el país, es responsabilidad nuestra llamar la atención sobre la catastrófica situación de la libertad de expresión en China. El gobierno chino tiene que hacer algunos gestos importantes antes del inicio de los JJOO, empezando por la puesta en libertad del centenar de periodistas y ciberdisidentes encarcelados”, ha añadido la organización.
“Nosotros no pretendemos estropear esa gran fiesta del deporte pero ¿quién podrá decir que los Juegos Olímpicos han sido todo un éxito cuando en los centros de detención chinos, a la sombra de los estadios, se pudren miles de presos de opinión? ¿Quién dará cualquier tipo de crédito al slogan de los JJOO 2008, “One World, One Dream”, cuando las minorías tibetanas y uigures sufren graves discriminaciones?”, se pregunta Reporteros sin Fronteras.
El 10 de diciembre de 2007, a las 2.30 de la tarde (hora local), cinco militantes de Reporteros sin Fronteras han desplegado una bandera de 15 m2, en la que están representados los aros olímpicos en forma de esposas, frente a la Oficina de Relaciones del gobierno chino en Hong Kong. La imagen, acompañada de la mención “Beijing 2008”, denuncia la lamentable situación de la libertad de expresión en China.
El pasado 6 agosto cuatro representantes de la organización, y entre ellos el presidente Fernando Castelló y la vicepresidenta Rubina Möhring, celebraron una conferencia de prensa no autorizada ante el edificio el Comité organizador de los Juegos Olímpicos, el BOCOG, en Pekín. Les detuvieron en su hotel y después les trasladaron al aeropuerto.
China, la mayor cárcel del mundo para los periodistas
China Popular es la mayor cárcel del mundo para los periodistas (33 detenidos), internautas (49 detenidos) y defensores de la libertad de expresión. Hay un centenar de ellos detenido, con frecuencia en condiciones penosas, tras haber sido condenados por “subversión” o “difusión de secretos de Estado”.
Pese a que se ha producido una rápida evolución en el sector de los medios de comunicación, sometido ahora a las leyes del mercado, el Departamento de Propaganda y la policía política continúan censurando, vigilando y deteniendo a los periodistas recalcitrantes.
En enero de 2007, y con vistas a los Juegos Olímpicos de Pekín, las autoridades aligeraron las condiciones de trabajo de los periodistas extranjeros. Sin embargo, desde el comienzo del año la policía ha detenido, maltratado, o puesto trabas al trabajo de al menos sesenta corresponsales internacionales. Recientemente, las autoridades de un pueblo cercano a Pekín golpearon y retuvieron durante siete horas a una reportera de un canal de televisión suizo.
En 2001 en Moscú, cuando a Pekín acababa de concedérsele la organización de los Juegos 2008, las autoridades chinas prometieron mejorar la situación de los derechos humanos. El representante del Comité de la candidatura de Pekín dijo: “Confiando a Pekín la organización de los JJOO, ustedes contribuirán al desarrollo de los derechos humanos”. Seis años después, Reporteros sin Fronteras no tiene constancia de que en China Popular se haya producido ninguna mejora estable en la libertad de prensa, ni en la libertad de expresión en Internet.
Los periodistas chinos continúan empujando los límites de la censura, pero las autoridades vigilan y sancionan a los más críticos. En noviembre, el Departamento de Propaganda prohibió a los medios de comunicación chinos difundir reportajes “negativos” sobre la contaminación del aire, las relaciones con Taiwán respecto al recorrido de la antorcha olímpica, y los problema sanitarios.
También Internet está controlado. Los internautas chinos tienen prohibido el acceso a miles de sitios informativos con sede en el extranjero, y millares de ciberpolicías y cibercensores escrutan la Web para eliminar las manifestaciones críticas. En agosto, una veintena de empresas, fundamentalmente norteamericanas, fueron obligadas a firmar un “Pacto de autodisciplina”, que les obliga a censurar el contenido de los blogs que albergan en China, y a pedir a los bloggers que les faciliten su auténtica identidad.
El silencio cómplice del COI
En todo el mundo crece la preocupación en cuanto al desarrollo de los Juegos de 2008, rehenes del gobierno chino que se niega a actuar para garantizar la libertad de expresión y respetar los valores humanistas contenidos en la Carta Olímpica.
Reporteros sin Fronteras ha escrito varias veces a Jacques Rogge, pidiéndole que intervenga. Nunca ha respondido personalmente, pero sus colaboradores más cercanos recuerdan frecuentemente que el COI no es una organización “política”, y no puede presionar a un “Estado soberano”.
El COI no cesa de felicitarse por los progresos de las obras de infraestructura de Pekín 2008, pero no ha hecho ninguna declaración pública preocupándose por la falta de libertad de expresión, que va a perjudicar el trabajo de la prensa y la necesaria trasparencia de la fiesta olímpica.
“Señor Rogge, desgraciadamente su silencio hace posibles todos estos patinazos. Nosotros seguimos pensando que el COI tiene que hacer todo cuanto pueda para pesar en la política de los organizadores de Pekín 2008 con los periodistas, chinos y extranjeros. Un renuncio significaría un grave fracaso en la historia del movimiento olímpico”, escribía Reporteros sin Fronteras el pasado 29 e noviembre.