Reporteros sin Fronteras ha viajado a Bagdad y publica un informe sobre la libertad de los medios de comunicación iraquíes, tres meses después del final de la guerra. La proliferación de prensa escrita, Internet y antenas parabólicas, da testimonio de un pluralismo real de la información. Pero la inseguridad, y las restricciones impuestas por las fuerzas de la coalición, amenazan esta nueva libertad.
Un equipo de Al-Jazira detenido por la policía iraquí cuando filmaba unas manifestaciones anti-coalición; un camarógrafo free-lance británico muerto de un balazo en el cuello, en el centro de la ciudad de Bagdad; el director de la oficina en Mosul de la televisión kurda por satélite, víctima de un fusilameinto: todavía es muy grande la inseguridad de los periodistas que trabajan en Irak.
Esta persistente inseguridad es consecuencia de una guerra, que ha sido una de las más mortíferas para lo medios de comunicación: diez periodistas muertos y al menos otros diez heridos. Hace exactamnte 120 días que no se tienen noticias de dos periodisstas, Fréderic Nérac y Hussein Othman, que trabajaban para el canal británico ITN. Hace quince días, el ejército británico inició investigaciones sobre el terreno, para tratar de encontrarles a los dos.
Desde la caída de Bagdad, el 9 de abril de 2003, ha cambiado radicalmnte la situación de los medios de comunicación iraquíes. El informe de misión adjunto, resultado de una investigación realiazada en Bagdad a principios de julio de 2003, retrata a una prensa escrita pluralista en plena efervescencia, con más de ochenta cabeceras. Igualmente, se cuentan por decenas los cafés de Internet, hasta ahora prohibidos. En todas las esquinas de las calles de Bagdad proliferan almacenes de antenas parabólicas, cuando Saddam Hussein reiteró su prohibición en el pasado noviembre. Aunque ese pluralismo todavía es balbuciente en los terrenos de la radio y la televisión, sin embargo existen alguns emisoras locales.
Las fuerzas de la coalición han creado sus propios medios de comunicación: una radio (AM y FM), una televisión y el periódico Al-Sabah (La Mañana). Estos medios forman un conglomerado llamado Iraqui Media Network (IMN, Red Iraquí de Medios de Comunicación). IMN también ha tomado el relevo del Ministerio de Información, disuelto en mayo y destinado a dotar al país de medios públicos. Según numerosos testimonios recogidos, los periodistas iraquíes recurren a la autocensura, aunque la prensa iraquí no duda en criticar a los que muchos llaman "las fuerzas de ocupación". En efecto, en un decreto sobre los "medios de comunicación hostiles" (decreto 7), adoptado en junio por Paul Bremer, el administrador civil norteamericano de Irak, la autoridad interina de la coalición prohibe -entre otras cosas- la "incitación a la violencia contra las fuerzas de la coalición" y "la incitación al odio étnico y religioso". Unas nociones particularmente vagas que, según la interpretación que hagan los norteamericanos, pueden amenazar y restringir la libertad de los medios de comunicación iraquíes.
La inseguridad es la segunda amenaza para los periodistas iraquíes. Aunque solo la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y el Partido Democrático Kurddo (PDK) han sido autorizados a conservar sus milicias, los periodistas temen represalias de los partidos políticos, acostumbrados a arreglar sus diferencias violentamente. Algunos líderes iraquíes no dudan en acusar automáticamente de "saddamiya" (quien desea el regreso de Saddam Hussein) a los periodistas que les cuestionan. Las grabacioness sonoras atribuidas a Saddam Hussein, difundidas recientemente por los canales árabes por satélite, han reavivdo el espectro del dictador, todavía muy presente en los ánimos.
Como conclusión de este informe, Reporteros sin Fronteras recomienda, entre otras cosas:
- que en un futuro póximo se adopten textos jurídicos claros y completos, para reemplazar el rudimentario decreto sobre los "medios hostiles".
- que se aclaren rápidamente las atribuciones y ambiguas prerrogativas de la estructura IMN.
consulta la integralidad del informe