El presidente Fidel Castro ha legalizado la tenencia de dólares en 1993, una medida presentada como "un concesión económica imprescindible". Desde entonces, la zanja se ha ido ensanchando entre los que tienen dólares y los que no.
Por Jesús Zuñiga
El presidente Fidel Castro ha legalizado la tenencia de dólares en 1993, una medida presentada como "un concesión económica imprescindible". Desde entonces, la zanja se ha ido ensanchando entre los que tienen dólares y los que no.
Cuba, por tanto tiempo igualitaria, vive una fractura social sin precedentes. En todas partes, la legalización del dólar ha dividido al país en dos Cubas, socavando los cimientos de la "pureza revolucionaria".
Se calcula que el 40 por ciento de la población habanera tiene acceso a los dólares y solamente el 25 por ciento en el resto del país. Los demás viven al ritmo mensual de la libreta de racionamiento.
Reinaldo (58 años) recorre el casco de la Habana Vieja con un cajón de limpiabotas. Al estar jubilado, "los 160 pesos al mes (8 dólares con 40 centavos) que gano apenas me alcanza para la luz y el agua en mi casa", comenta. Al tiempo que asegura haber conseguido en toda la semana dos dólares, los cuales invirtió en comprar una botella de aceite.
Junto a los empleados del Estado (casi el único empleador en la isla) cuyo promedio salarial es de 200 pesos o 10 dólares, están los que reciben remesas que envian Cubanos en el exterior a sus familiares en Cuba, de manera esporádica o regular. Existen también los cuentapropistas, tolerados desde 1995: trabajan por cuenta propria al margen del Estado.
Había el riesgo de que un enjambre de pequeñas iniciativas empresariales, desde paladares a pequeños comercios, tratasen de obtener su lugar en el "reparto del pastel". El presidente Fidel Castro vio el peligro del reto, tanto económico como ideológico. Respondió con más impuestos y trabas legales. Pero a mayores restricciones, mayor vigilancia y también mayor corrupción.
Lázaro (35 años) es un ex-profesor de marxismo que abandonó el sistema nacional de Educación para dedicarse a taxista particular. "Lo que ganaba no me alcanzaba para mantener mi casa y mis hijos", manifestó el botero. "Por un lado nos curan y nos dan instrucción, y por otro nos matan de hambre y nos vuelven ladrones", dice cuando le hablo de su dignidad de professor y le señalo los logros sanitarios y educacionales de la Revolución.
Voceros gubernamentales aseguran que la apertura económica es una medida "táctica" (léase "oportunista") y afirman que el objetivo "estratégico" sigue siendo el Socialismo. A pesar de ser gran admirador de China, el régimen cubano no quiere seguir el modelo chino. Los Cubanos a quienes se autorice la práctica de pequeños oficios están en una especie de libertad condicional sometidos a reglas estrictas. Hábil a la hora de adaptarse, el presidente Castro se renueva siguiendo la lógica experimental que siempre lo ha guiado.
El turismo ilustra el formidable cinismo de un poder dispuesto a todo con tal de sobrevivir. En 1992, el presidente Castro comentó que las prostitutas cubanas eran las "más educadas y saludables del mercado", lo que fue interpretado como una invitación a aprovechar la maestria de la hijas de la Revolución. "Con un cliente gano el equivalente a los 3 meses de salario de mi profesor", explica Lucía una estudiante de Secundaria Básica. ¿Cómo no dejarse tentar? En Varadero, la policía expulsó el verano a las 500 jineteras hastas entonces toleradas. "Pero las autoridadas reaccionan pronto", dice Leandro, un hotelero. "Si continúa el descanso ocupacional, para este invierno dejarán volver a más muchachas", asegura.
La alta dirigencia cubana parece estar perdiendo la apuesta que la llevó a implementar reformas a medias. Estas evidentemente no han bastado para sanear la economía. Pos estos días, medios oficiales han manifestado preocupación por una acumulación de la deuda interna, que conjutamente con el déficit de la balanza comercial y la deuda externa, amenazan la modestísima recuperación de los últimos años.
La Cuba posible está al alcance del Gobierno. Por eso continuar sosteniendo la tesis de que sólo el levantamiento del embargo estadounidense es hacedero de un cambio más sustantivo en Cuba, es vergonzoso para un sistema político que tanto se jacta de su nacionalismo.