Reporteros sin Fronteras denuncia fervientemente las medidas adoptadas por las autoridades Pekín para impedir la cobertura de las manifestaciones y la represión en Tibet, y en las provincias donde viven tibetanos. A los periodistas extranjeros les han impedido acudir al Tibet y la censura está causando estragos en Internet, y en la prensa china.
Reporteros sin Fronteras denuncia fervientemente las medidas adoptadas por las autoridades Pekín para impedir la cobertura de las manifestaciones y la represión en Tibet, y en las provincias donde viven tibetanos. A los periodistas extranjeros les han impedido acudir al Tibet y la censura está causando estragos en Internet, y en la prensa china.
"La libertad de movimiento de los periodistas extranjeros era uno de los escasos avances antes de los Juegos Olímpicos para la libertad de prensa, pero ahora se ha visto burlada por el gobierno chino, enfrentado a las protestas de los tibetanos. Una vez más, el gobierno chino pisotea sus compromisos relacionados con los Juegos Olímpicos, y se dota de medios para reprimir sin testigos la revuelta de los tibetanos", ha dicho la organización.
"La censura en Internet está teniendo también tintes racistas, con comentarios que llaman a matar a los tibetanos, mientras que está censurada toda la información independiente sobre los acontecimientos", ha añadido la organización.
Desde el 12 de marzo de 2008 las autoridades se niegan a conceder permisos a los corresponsales extranjeros, para viajar a Tibet. Tampoco los turistas pueden acceder a él, por motivos de seguridad, según las autoridades. Un corresponsal europeo ha confirmado a Reporteros sin Fronteras que las peticiones enviadas por fax a las autoridades de Pekín están quedando sin respuesta. Desde el 14 de marzo, los funcionarios del servicio encargado de facilitar las autorizaciones para Tibet ya no contestan a las llamadas.
Según el Foreign Correspondents Club of China, al menos 25 periodistas, entre los que hay una quincena procedentes de Hong Kong, han sido expulsados del Tibet o de zonas tibetanas, especialmente de Xiahe, en la provincia de Gansu. El 17 de marzo, a Jonathan Watts, corresponsal del diario británico The Guardian, le impidieron pasar un control policial en esa provincia fronteriza. "Tras verificar mi pasaporte, los policías me pidieron que diera media vuelta. Y me obligaron a marcharme de la región. Estaba claro que tenían prevista la llegada de periodistas extranjeros, porque uno de los policías hablaba inglés", ha explicado el reportero. Al menos otros seis medios de comunicación extranjeros se han visto obligados a abandonar esas regiones, donde viven muchos tibetanos. Y según la AFO, a los extranjeros se les han negado billetes de tren y autobús en la provincia de Gansu, así como el poder dormir en Tongren, en la provincia vecina de Qinghai, donde residen muchos tibetanos.
En Tibet quedan muy pocos periodistas extranjeros, y no pueden desplazarse normalmente por las ciudades peinadas por la policía y el ejército. El reportero de The Economist, destacado en Lhasa, consiguió autorización para ir al Tibet antes del comienzo de las manifestaciones.
La decisión de las autoridades de cerrar el Tibet a la prensa está en contradicción con las reglas para los medios de comunicación extranjeros, adoptadas en enero de 2007, para antes de los Juegos Olímpicos. Y en su introducción de la "Guía de servicios para los periodistas extranjeros durante los Juegos Olímpicos de Pekín", Liu Qi, alcalde la ciudad, escribe: "Se garantizará la libertad de los periodistas extranjeros en sus actividades profesionales".
El 17 de marzo, cerca de quince periodistas de Hong Kong que representan al menos a seis medios de comunicación, fueron expulsados de Lhasa, acusados de por las autoridades de hacer "reportajes ilegales". Les llevaron a la fuerza al aeropuerto, y les embarcaron en un vuelo con destino a Chengdu (Sichuan). "No fueron muy educados. Vinieron y estuvieron mirando en nuestros ordenadores, en búsqueda de vídeos", ha declarado Dickson Lee, fotógrafo del diario South China Morning Post, a la Agencia France-Presse. Su presencia en Lhasa permitió que salieran de la provincia himalaya imágenes de los motines que han causado cerca de 80 muertos, según el gobierno tibetanos en el exilio. La Asociación de Periodistas de Hong Kong (HIKJA) ha pedido a las autoridades que reconsideren esa medida.
Las autoridades chinas han obligado a abandonar la provincia a la mayoría de los turistas extranjeros presentes en Tibet. Testigos de las primeras manifestaciones y de la represión, algunos han facilitado fotografías y vídeos de las revueltas, y de la represión. A la prensa extranjera cada vez le está resultando más difícil recoger información, entre otras cosas sobre la caza a los manifestantes, porque las redes de telefonía se encuentran perturbadas en Tibet. Los sitios tibetanos con sede en el extranjero, y entre ellos phayul.com, ha puesto en línea numerosos testimonios e imágenes de los acontecimientos, gracias a algunas redes en Tibet.
Por otra parte, la versión china de la plataforma de vídeos digitales compartidos Youtube.cn está censurada desde el 16 de marzo de 2008, como resultado de la publicación de algunos vídeos que mostraban las manifestaciones en las calles de Lhasa. Aparece un mensaje de "dirección errónea" cuando se intenta conectarse a ella. A los vídeos de Youtube tampoco se puede acceder a partir del sitio Google Videos. En los últimos días también han estado con frecuencia inaccesibles los sitios de de Internet de la BBC, la CNN o Yahoo News.
Desde el extranjero, cuando se hace la búsqueda de "Tibet" en chino, los vídeos que se pueden consultar en Youtube son desfavorables para los tibetanos, y no están censurados los comentarios insultantes para los "separatistas tibetanos". En las plataformas chinas de vídeos digitales compartidos más consultadas, http://www.tudou.com y http://www.56com, se ha efectuado una purga de cualquier información alusiva a los acontecimientos. En cambio, en algunos sitios informativos se pueden encontrar comentarios racistas sobre los tibetanos, entre otras cosas apelando al asesinato de los "separatistas". Reporteros sin Fronteras ha podido constatar que los cibercensores no los levantan, cuando todos los mensajes referidos al Tibet se están filtrando previamente.
Finalmente, las autoridades chinas han cortado varias veces la retransmisión en China de los canales internacionales CNN y BBC, en los momentos en que emitían imágenes de los acontecimientos en Tibet. En cambio, la televisión oficial emite únicamente imágenes de tibetanos atacando comercios chinos, sin mencionar a las víctimas tibetanas ni el despliegue militar.
Libertad de prensa en Tibet: una situación dramática
Para los tibetanos, el acceso a la información no oficial es un auténtico calvario. Todos los medios están controlados por el Partido Comunista Chino, o las instituciones públicas. Las pocas publicaciones clandestinas hechas por tibetanos, sobre todo monjes, circulan bajo capa.
En la provincia himalaya, más que en el resto de China, los periodistas chinos y tibetanos están obligados a adecuarse a las directivas del Estado. Por lo que se refiere a la región, solo están autorizados los artículos que hablan de manifestaciones oficiales. La omnipresencia de los miembros del Partido en puestos clave de la administración de los medios de comunicación en Tibet condena cualquier posibilidad de libertad editorial. Antes de publicarse, los artículos se someten al criterio de esos "periodistas-censores".
Las emisoras Radio Free Asia (RFA) y Voice of America (VOA), con sede en Estados Unidos, así como Voice of Tibet (VOT), con sede en India, son las tres principales radios que emiten programas en legua tibetana, destinados al Tibet. Pero esos programas se interfieren sistemáticamente.
Gracias a la adquisición de antenas ALLISS, fabricadas por la empresa francesa Thalès, las autoridades han mejorado la capacidad de interferir, sobre todo en Tibet. Así, la emisora Radio Free Asia se ve obligada a utilizar una decena de frecuencia distintas, para intentar eludir esa censura. En una misión de investigación en Tibet, efectuada en 2006, unos representantes de Reporteros sin Fronteras constataron que las autoridades chinas intentaban interferir sistemáticamente, mediante la emisión de ruidos sordos y música. Más específicamente en Lhasa, los programas en tibetano de RFA y VOT estaban tapados por programas en chino. En los monasterios, muchos monjes siguen escuchando en secreto esas emisoras.
Finalmente, las autoridades chinas vigilan particularmente la utilización de Internet en Tibet. En los cibercafés controlan sistemáticamente los documentos de identidad, y en 2007 cerraron varios sitios y foros de discusión. Así, en diciembre de 2007 las autoridades cerraron el foro de discusión más frecuentado por los estudiantes tibetanos (http://www.tibet123.com)