El presidente vitalicio de Turkmenistán, Separmourad Niazov, ha fallecido de una parda cardiaca en la noche del 20 al 21 de diciembre de 2006. La desaparición de quien se hacía llamar “el padre de todos los turcomanos” reaviva la esperanza en una liberalización del país. Reporteros sin Fronteras hace un llamamiento a las autoridades turcomanas para que pongan en libertad sin demora a los periodistas y los presos políticos.
“Pedimos insistentemente a los responsables turcomanos, que ocupan interinamente el poder, que aprovechen la desaparición del presidente para terminar con la opresión que pesa sobre sus compatriotas”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
“En particular, pedimos la libertad de todos los periodistas y militantes de los derechos humanos encarcelados en los calabozos turcomanos en condiciones extremadamente difíciles, con frecuencia simplemente por haber colaborado con medios de comunicación extranjeros. Pensamos muy especialmente en Annakourban Amanklytchev, Sapardourdy Khajiev (detenidos desde el mes de junio de 2006) y Ogoulsapar Mouradova, que falleció torturada, a los 58 años, en septiembre pasado. Los tres periodista y miembros de la Fundación Helsinki por Turkmenistán fueron detenidos por su militantismo en favor de la democracia y su colaboración en la realización de un documental sobre el país. Esperamos que no sea demasiado tarde para Annakourban Amanklytchev y Sapardourdy Khajiev, de los que estamos sin noticias desde hace varios meses”, ha declarado la organización de defensa de la libertad de prensa.
El 16 de octubre de 2006 Turkmenistán amnistió a más de diez mil presos. Desgraciadamente ningún periodista disfrutó de esa medida de gracia. Todavía hay muchos disidentes encarcelados. La presidenta de la Fundación Helsinki por Turkmenistán, Tadjigoul Begmedova, contactada al teléfono por Reporteros sin Fronteras y nominada del Premio Reporteros sin Fronteras-Fundación de Francia para la libertad de prensa, ha declarado: “Todavía permanecen cerca de 4.000 presos detenidos en los calabozos turcomanos. En su mayoría son disidentes, no opositores, que tuvieron la desgracia de expresar opiniones distintas de la propaganda oficial. Su estado de salud es extremadamente preocupante y son muchos los que necesitan atención médica. Es urgente que les liberen enseguida”.
Separmourad Nizaov, al frente de Turkmenistán desde 1985, ha fallecido de una parada cardiaca el 21 de diciembre de 2006, a la 1,10 hora local. El “Turkmenbachi” tenía problemas cardiacos desde hacía varios años y en 1997 le operaron del corazón en Alemania. La noticia de su muerte la ha dado la televisión turcomana el 21 de diciembre de 2006, emitiendo a continuación la imagen de la bandera nacional bordeada de luto y el retrato del difunto.
No se sabe todavía quien será el sucesor de Separmourad Niazov. Se ha nombrado una comisión especial para que se encargue de organizar los funerales del presidente, encabezada por el Viceprimer Ministro Kurbanguly Berdymukhamedov. En la época soviética, los hombres que ostentaban este cargo sucedieron de hecho a los líderes políticos desaparecidos; por eso, el Viceprimer Ministro podría ser el futuro presidente de la república de Asia Central.
Turkmenistán tenía el régimen más represivo de toda Asia Central. Sus ciudadanos tenían políticamente prohibido viajar al extranjero, y en torno a Separmourad Niazov se había desarrollado un aplastante culto a la personalidad. En la época soviética ejerció las funciones de Primer Secretario del PC turcomano. Tras la independencia de Turkmenistán, en 1991, fue elegido presidente del país. Acumulaba esa función con las de, entre otras, primer Ministro y secretario general del único partido autorizado en el país. Se hizo reconfirmar en la presidencia mediante plebiscitos que frecuentemente le otorgaban más del 90% de los votos emitidos. El de 1999 le nombró presidente vitalicio. Turkmenistán dispone de grandes recursos en hidrocarburos y, a pesar de los terribles informes sobre la situación de los derechos humanos en el país, disfruta del apoyo o la indulgencia de la mayoría de los Estados. En la clasificación mundial de la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras aparece en el lugar 167 (de 168), justo después de Corea del Norte.