Fundada en 1997 por los periodistas Donat M'Baya Tshimanga y Tshivis Tshivuadi, la asociación Periodista en Peligro (JED), con sede en Kinshasa (RD Congo), es una de las organizaciones de defensa de la libertad de prensa más activas y respetadas de Africa.
Fundada en 1997 por los periodistas Donat M'Baya Tshimanga y Tshivis Tshivuadi, la asociación Periodista en Peligro (JED), con sede en Kinshasa (RD Congo), es una de las organizaciones de defensa de la libertad de prensa más activas y respetadas de Africa.
Esos dos amigos periodistas, rodeados de un puñado de miembros permanentes (juristas y secretarios), crearon JED cuando Tshivis Tshivuadi era buscado por la policía, por escribir un artículo sobre el ejército de Laurent-Désiré Kabila. Miembro ahora de la red de organizaciones colaboradoras de Reporteros sin Fronteras, la JED es una autoridad en los medios mediáticos congoleños, dedicándose a defender el derecho a la información.
Particularmente combativa cuando se trata de recordar sus deberes a los periodistas, que se corrompen con demasiada facilidad, JED también está a la cabeza de la lucha para obligar al gobierno a reformar una legislación injusta y liberticida, que con frecuencia envía a los profesionales de la información al Centro Penitenciario y de Reeducación de la capital.
La organización envía y paga abogados para los presos, dedica fondos a ayudar a los eventuales heridos o fugitivos, organiza encuentros para definir posturas comunes en la prensa, forma a periodistas en las provincias, alerta a las organizaciones internacionales sobre los atentados a la libertad de prensa que se producen hasta en los rincones más escondidos de un país que es tan grande como Europa occidental, y se encuentra perpetuamente desgarrado por la guerra...
La libertad de prensa en la República Democrática del Congo
La desmesura del territorio del antiguo Zaire es comparable a los problemas que tienen los periodistas en el país. En Kinshasa, donde hay una prensa pletórica, polémica e indócil, son normales las amenazas de muerte, las detenciones abusivas y la brutalidad policial. En 2006, y como ocurrió en los años anteriores, a algunos directores de publicación o redactores jefes de periódicos publicados en la capital les enviaron a pudrirse en las celdas del siniestro Centro Penitenciario y de Reeducación, con frecuencia sobre la base de la simple denuncia de algún poderosos, o una llamada telefónica al jefe de la policía.
Es cierto que en la prensa congoleña existe un grave problema de corrupción, como en la mayoría de los sectores de la sociedad. Muchos pseudo periodistas vende columnas de sus periódicos al mejor postor, convirtiéndose en maestros cantores o portavoces de políticos con pocos escrúpulos. Por otra parte, en las páginas o en las ondas de algunos medios congoleños, instrumentados por clanes políticos o étnicos, aparecen con frecuencia manifestaciones de odio. Los medios públicos y privados han aprovechado la reciente campaña electoral de la elección presidencial para manifestar ruidosamente su fidelidad a tal o cual candidato, con frecuencia sin ningún pudor deontológico. Por eso, los medios de comunicación partidarios, especialmente los de Joseph Kabila y Jean-Pierre Bemba, han sido el blanco de ataques de sus adversarios, que no han dudado en enviar sus milicias, o sus militantes, a silenciar la voz del « otro ».
Pero son muchos más los periodistas que se esfuerzan por hacer un trabajo indispensable en una democracia en construcción, aunque pagan un alto precio - su seguridad, su libertad o su vida - por fastidiar a los acaparadores. Al menos trece periodistas congoleños fueron encarcelados en Kinshasa en 2006. Uno de ellos, Kazadi Mukendi, periodista del semanario Lubilanji Expansion, pasó mes y medio en la cárcel por denunciar un asunto de corrupción, y eso a pesar de que el fiscal ordenó que le pusieran en libertad mes y medio antes. En cuanto a Bapuwa Mwamba, un renombrado editorialista que recientemente regresó del exilio, le asesinaron el 8 de julio en su domicilio, sin duda unos militares ávidos de dinero fácil. Finalmente, el 3 de julio expulsaron del país al enviado especial de RFI Ghislaine Dupont, con la excusa de que sus reportajes no gustaban al entorno del presidente Joseph Kabila.
En las provincias la situación no es mejor que en Kinshasa. En las zonas en que causan estragos los ejércitos privados, con dudosos objetivos políticos, los periodistas están en una inseguridad total. Un colaborador de la AFP, Acquitté Kisembo, se da por desaparecido desde 2003 en Ituri, y todo hace pensar que le asesinaron unas milicias del sector. En Bukavu y en las fronteras con Ruanda, impera el miedo. La violencia y los actos de bandidaje, cometidos por hombres uniformados, se multiplican en el este de la RDC. A los periodistas se les ve como una fuente de ingresos fáciles, a causa de que con frecuencia disponen de dinero líquido, grabadoras, cámaras fotográficas digitales o teléfonos móviles.
Los nominados de 2006 en la categoría « defensor de la libertad de prensa» eran:
Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET), México
Fundado en México en 2003, en torno a la periodista Leonarda Reyes, en su origen el Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) no se dedicaba a la defensa de la libertad de expresión. La organización lo convirtió en su prioridad a medida que, a partir de 2004, México se iba convirtiendo en uno de los países más peligrosos del continente americano para los periodistas.
En México, ocho de ellos han perdido la vida en el ejercicio de su trabajo, desde el comienzo del año 2006. La mayoría se atrevieron a tratar el tema, tan peligroso, del tráfico de droga. De momento, no se ha aclarado completamente ninguno de estos asesinatos.
Tadjigoul Begmedova, Turkmenistán
Tadjigoul Begmedova es la presidenta en Turkmenistán de la Federación Internacional Helsinki para los Derechos Humanos. Creó la organización en Bulgaria, donde vivía en el exilio desde marzo de 2002. Aquel año, la militante de los derechos humanos, así como otros muchos opositores, se vieron obligados a exiliarse ante la creciente presión del régimen. Desde Bulgaria, Tadjigoul Begmedova no ha cesado de denunciar los atentados a los derechos humanos, cometidos por uno de los regímenes más represivos del planeta para los periodistas.
Anouar Al Bounni, Siria
Abogada y militante de los derechos humanos, Anouar Al Bounni es miembro fundador de la Organización de los Derechos Humanos en Siria y presidenta del Comité de Defensa de los Presos de Conciencia. En los últimos años se ha arriesgado mucho para revelar y denunciar las exacciones cometidas por el régimen baasista. Interlocutora preferida de las organizaciones internacionales y principal representante legal de activistas sirios perseguidos por los "Moukhabarat" (servicios de inteligencia), la señora Al Bounni ha sido siempre una fuente fiable e independiente de información, facilitando una mejor comprensión de la situación en el país.
Tras firmar la Declaración Beirut-Damasco, reclamando una reforma de las relaciones con Líbano, los servicios de seguridad sirios la detuvieron el 17 de mayo de 2006, cuando salía de su domicilio. Podrían condenarle a hasta quince años de cárcel. Cuando han pasado cerca de seis meses de su detención, la señora Al Bounni está debilitada por las durísimas condiciones de su detención, y por las huelgas de hambre que ha llevado a cabo, para pedir su libertad.