Francia: Balance de seis meses de protestas de "chalecos amarillos": al menos 54 reporteros heridos y 120 incidentes con la prensa
Reporteros sin Fronteras pide a las autoridades francesas que tomen medidas urgentes para poner fin a este desconcertante número de agresiones de la policía a periodistas, que incluyen abuso de autoridad, humillaciones, amenazas, golpes de porra y disparos de bolas de goma durante las manifestaciones de los "chalecos amarillos", que empezaron hace exactamente seis meses.
Pese a que las cifras de RSF todavía son provisionales, nuestra organización ha recogido datos de unos abusos sin precedentes: al menos 54 periodistas han resultado heridos por la policía -12 seriamente heridos- y se han registrado 120 incidentes desde la primera protesta, el 17 de noviembre de 2018. Estos incidentes afectan a periodistas profesionales, verificados por RSF, además de una treintena de casos más, mencionados en las redes sociales, que todavía están comprobándose.
Al menos 42 periodistas han sufrido heridas leves, algunas de porras o granadas de aturdimiento, y doce tienen heridas serias como fracturas de en manos, costillas o heridas faciales. El fotógrafo Nicolas Descottes estuvo 40 días sin trabajar por la herida en la cara de una bala de goma.
RSF considera "graves" 88 de los 120 incidentes registrados. Esta categoría incluye a periodistas heridos, destrucción intencional de sus equipos o intensas intimidaciones, así como ser blanco deliberado de mangueras de agua o balas de goma una vez identificados como "prensa". La policia ha puesto bajo custodia a algunos fotógrafos. Y finalmente los insultos, amenazas verbales o confiscacion del material, entran dentro de los incidentes "menores".
Fotos y videos no deseados
Los fotógrafos y videorreporteros han pagado un precio alto: el 66% de los periodistas que han sido víctimas de la violencia policial han sido fotógrafos, el 21% cámaras, o videorreporteros. Estos elevados porcentajes no sólo se deben a que tienen que exponerse más para obtener sus piezas, "en cada manifestación vemos al menos un ejemplo de incumplimiento de las regulaciones policiales", explica una periodista que emite en directo las manifestaciones en Facebook. "Las detenciones a veces se hacen de forma violenta y no sorprende que nos quieren impedir que filmemos", añade.
Más allá de la intención deliberada de intentar impedir que los fotógrafos tomen imágenes de determinadas acciones, muchos de los incidentes están relacionados con el "fallo en diferenciar" entre manifestantes y periodistas. En Toulouse varios periodistas informaron que la policía en moto "agredía indistintamente a todo el que encontraba en su camino", cuenta uno de ellos. "Algunas veces puede no distinguir entre manifestantes de ´chalecos amarillos´ y otros que están siendo violentos, pero vamos claramente identificados y estamos en lugares diferentes" explica un reportero. Como muchos otros manifestantes, también asegura que las unidades de policía tradicionales se compartan de una forma muy distinta a las unidades anticriminales que fueron incialmente asignadas para las protestas en diciembre, y que no son profesionales de control de multitudes.
Una de las últimas fotos de Descottes, tomada antes de que resultara herido por una bala de goma durante las protestas, el 8 de diciembre, en París, mostraba a un miembro de la policía anticriminal apuntándole. Estos agentes estaban en la zona donde fue alanzado por otra bala de goma en la ingle Stéphane Perrier, periodista para TF1, CNews y Télénantes, cuando "caminaba calmadamente" a una distancia considerable de los manifestantes, el pasado fin de semana, donde de "sentía completamente seguro, hasta el punto de quitarnos casco y guantes".
"El inusual elevado número de periodistas heridos y la escala sin precedentes de violencia policial e incidentes no deben ser atribuidos únicamente a la duración de este movimiento de protesta", afirma el secretario general de Reporteros Sin Fronteras Christophe Deloire. "Ha llegado el momento de vigilar y actuar, como dijo el Presidente Emmanuel Macron. Deben darse instrucciones claras con carácter de urgencia para que la policía permita a los periodistas hacer su trabajo y evitar la violencia", añade.
Sorprendentemente, pese a que la policía les ha puesto en el punto de mira de forma deliberada, pocos periodistas han presentado quejas. Menos de una veintena han protestado formalmente ante la dirección general de policía. Rémy Buisine, que ha cubierto todas las protestas para la web de noticias Brut, y ha sido víctima de seis incidentes, nunca ha considerado iniciar un procedimiento por ello. Dice que puede deberse a la "tendencia a minimizar lo que pasa porque he visto cosas mucho perores" y porque, como muchos otros periodistas, asume que su denuncia no llegaría a ninguna parte.
Denuncias sin recorrido
La suerte de las pocas quejas presentadas parece confirmar estas sospechas. Cuando Descottes recientemente se dirigió por escrito al policía que había registrado su queja, recibió la respuesta tajante: "su caso ya no está en mi portafolio". David Dufresne, periodista que ha denunciado decenas de incidentes al ministerio de Interior a través de redes sociales y la web Allô Place Beauvau website, nunca ha recibido contestación. “Tampoco una negativa", añade.
El impacto de la violencia policial hacia los periodistas resulta preocupante. No son sólo fotógrafos seriamente heridos que tendrán que pasar tiempo sin trabajar. Muchos periodistas con experiencia en zonas de guerra cuentan que las protestas de los "chalecos amarillos" en París, Toulouse o Nantes son tan estresantes como informar en un conflicto armado. "Algunos están tan estresados que prefieren rechazar la comisión y tomarse un descanso", afirma Wilfrid Estève, responsable de Studio Hans Lucas, una plataforma que trabaja con más de 500 fotógrafos freelance.
"El estrés no es sólo físico", añade. "Algunos están traumatizados por las terribles heridas, como amputaciones o cegueras". Los que siguen cubriendo las protestas semanales han tenido que adaptarse a adoptar este tipo de comportamiento de un terreno hostil. Tienen que vigilar constantemente la magnitud y grado de su exposición. Y, sobre todo, tienen que proteger sus equipos y tener en cuenta que, como dijo uno de ellos, "nuestro carné de prensa ya no nos protege, pero al menos nos permite mantener protegido nuestro equipo".
Francia ocupa el puesto 32 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.