En 2006 condenaron a cinco años de trabajos forzados a un periodista del canal público Eri TV
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Según ha sabido Reporteros sin Fronteras a través de un antiguo guardia que hace un año escapó del país, Daniel Kibrom, periodista del canal público Eri TV, lleva internado en un campo penitenciario del sur de Eritrea desde octubre de 2006, cuando le condenaron a cinco años de trabajos forzados por intentar cruzar la frontera con Etiopía.
“La intolerancia y crueldad de las autoridades eritreas no deben dejarnos sin voz. Daniel Kibrom ha caído en el olvido del infierno penitenciario instaurado por el presidente Isaías Afeworki y sus colaboradores, contando con la aprobación del Ministro de Información (Acting Information Minister) en ejercicio, Alí Abdu, un interlocutor frecuente de la prensa internacional. Le pedimos que diga públicamente, al personal que se encuentra bajo su responsabilidad y a la prensa extranjera, lo que sabe de la suerte que han corrido los “desaparecidos” de su ministerio”, ha declarado la organización.
En octubre de 2006, unos guardias de fronteras eritreos detuvieron a Daniel Kibrom, del servicio en oromo de Eri TV, en una zona desértica no lejos de Senafe (Sur), cuando formaba parte de un grupo de cuatro personas que intentaba huir del país a pie. El periodista, y las personas que se encontraban con él, fueron conducidos a uno de los cinco campos penitenciarios de la “zona 3”, conocida como Ala Bazit. Interrogado entre otros por un miembro de los servicios secretos de contraespionaje, destacado en el sector antes de su fuga del país en septiembre de 2007 y al que Reporteros sin Fronteras ha conocido en octubre de 2008 en Addis Abeba (Etiopía), la jerarquía militar “condenó” al periodista Daniel Kibrom a cinco años de cárcel y trabajos forzados. Según la misma fuente, Daniel Kibrom sigue internado en el mismo centro de detención y obligado a trabajos forzados en los campos o canteras de los alrededores, “y en ocasiones en granjas privadas que pertenecen a los generales, o a personas cercanas al partido único”.
Ala Bazit es la prisión de la unidad comando nº 525, situada tras las montañas de la ciudad de Ala. La cárcel, instalada en pleno desierto en el lugar que ocupó un antiguo campo de entrenamiento militar, construido en 1996 por el ejército norteamericano, está formada por tres barracones con techos de chapa ondulada, amenazados por imponentes matorrales de zarzas y vigilados por tres garitas. En el patio, tres bidones metálicos hacen las veces de letrinas. Allí, medio centenar de soldados custodian a trescientos presos mientras agentes de la sección de contraespionaje de la “Tercera zona operativa” llevan a cabo los interrogatorios.
Descalzos y vestidos con monos de trabajo beiges, los presos comen una sopa de lentejas dos veces al día. Por la noche les encierran en grupos de 20 ó 25 en habitaciones ciegas de cuatro por cuatro metros donde se acuestan, unos sobre otros, en hamacas de plástico. Como está prohibido salir de la celda, tienen que hacer sus necesidades en garrafas de plástico colgadas del techo con cuerdas. A los presos que mueren les entierran en el cementerio del hospital militar, situado en una localidad vecina.
El antiguo miembro de los equipos encargados de los interrogatorios en la cárcel ha dicho a Reporteros sin Fronteras que, por teléfono, informaron a Alí Abdu de la detención de su colaborador.
El caso de Daniel Kibrom eleva a dieciocho el número de periodistas, o empleados del Ministerio de Información eritreos, cuyo encarcelamiento se ha podido confirmar. Según las informaciones que tiene Reporteros sin Fronteras, al menos cuatro periodistas, de entre la decena de detenidos en la gran razzia de septiembre de 2001, han muerto en la cárcel de alta seguridad de Eiraeiro, al noreste del país, y entre ellos el célebre cofundador del semanario Setit, Fessehaye Yohannes, apodado “Joshua”.
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20.01.2016