El voto de la Ley de Amnistía insulta la memoria de las víctimas de la dictadura, entre ellas cinco periodistas
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Reporteros sin Fronteras expresa su profunda conmoción por la aprobación, el 4 de abril de 2012, con 28 votos a favor y 12 contra, de la ley que concede la amnistía a los autores de crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura militar. Esta enmienda a la Ley de Amnistía de 1989 –que sólo se aplicaba al periodo de la guerra civil comprendido entre 1986 y 1992– es iniciativa de seis parlamentarios pertenecientes a la coalición en el poder y permitirá la prescripción de todas las exacciones cometidas a partir del golpe de Estado del 25 de febrero de 1980, encabezado por el coronel Desi Bouterse. Así, se corre el riesgo de que los asesinatos de cinco periodistas, ocurridos el 8 de diciembre de 1982 en Fort Zeelandia, permanezcan impunes de forma definitiva.
“Esta nueva ley es un insulto a la memoria de las víctimas, que pagaron con su vida su compromiso a favor de los derechos humanos y de la libertad de información, frente a un régimen de terror. Atreverse a blandir el argumento de la ‘reconciliación’ y la ‘estabilidad’ del país para instaurar la impunidad es una muestra de cinismo puro. Además, la amnistía llega precisamente en el momento en que debe concluir el proceso emprendido por este caso, desde 2007, mientras se acumulan los testimonios contra el principal sospechoso: Desi Bouterse, quien regresó al poder por las urnas en julio de 2010 y es el presidente de la República en funciones. Desi Bouterse debe responder ante la justicia por el pasado, a riesgo de que su comparecencia tenga lugar al final de mandato presidencial”, declaró Reporteros sin Fronteras.
La noche del 8 al 9 de diciembre de 1982, quince opositores al régimen militar sospechosos de “conspiración” fueron detenidos, torturados y ejecutados en el cuartel de Fort Zeelandia. Entre las víctimas se encontraban cinco periodistas: Andre Kamperveen, dueño y director de la estación Radio ABC; Frank Wijngaarde, reportero del mismo medio de comunicación; así como los periodistas de prensa escrita Leslie Rahman, Bram Behr y Jozef Slagveer. Tras esta masacre, los militares incendiaron las instalaciones de Radio ABC, Radio Radika y del diario De Vrije Stem. Entonces, ningún medio de comunicación estaba autorizado a publicar o transmitir, con excepción de la estación de radio del Estado SRS y el periódico De Ware Tijd.
Desi Bouterse reconoció su “responsabilidad política” en la masacre de Fort Zeelandia, sosteniendo que él no estaba presente en el lugar en el momento de los hechos. Este argumento de defensa se debilitó durante el proceso instruido (desde 2007) por un tribunal militar, durante el cual el ex oficial golpista Ruben Rozendaal –llamado “Judas” por Desi Bouterse– testimonió en contra del ex dictador. Se espera contar con los requerimientos del fiscal para el 13 de abril y con el veredicto, en el mes de mayo.
“Los traumas del pasado se perpetúan ante la impunidad, por definición contraria al principio del Estado de Derecho y a la expresión de las libertades públicas fundamentales. El valor de la sociedad civil, de los magistrados y de los periodistas en otros países de América del Sur, en particular los de aquellos aliados en el Plan Cóndor, constituye en este sentido la mayor enseñanza”, concluyó Reporteros sin Fronteras.
En la foto, en la fila de en medio, de izquierda a derecha: Leslie Rahman, Frank Wijngaarde, Bram Behr, Jozef Slagveer y Andre Kamperveen.
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20.01.2016