El Consejo de los Mollahs pide pena de muerte para el periodista Sayed Perwiz Kambakhsh, detenido desde hace tres meses
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Reporteros sin Fronteras está muy preocupada por la presiones ejercidas por los religiosos conservadores sobre la autoridades, en el caso del joven periodista Sayed Perwiz Kambakhsh, detenido desde finales de octubre de 2007. Está acusado de blasfemia y de haber “servido de vehículo para declaraciones difamatorias”.
“La petición de la pena capital para este periodista del norte de Afganistán recuerda la creciente influencia de los grupos fundamentalistas en el debate intelectual. Las acusaciones de blasfemia contra el Islam ocultan mal la voluntad de las autoridades locales de atentar a la libertad de prensa”, ha manifestado Reporteros sin Fronteras.
Sayed Perwiz Kambakhsh, reportero de Jahan-e Naw (“El Nuevo Mundo”), lleva encarcelado desde el 27 de octubre de 2007. El fiscal le acusa de haber “servido de vehículo para declaraciones difamatorias” contra el Islam. El periodista tenía en su casa algunos escritos sobre el lugar de las mujeres musulmanas en la sociedad.
Contactado por Reporteros sin Fronteras, su hermano Sayed Yaqub Ibrahimi, que también es periodista, ha declarado que la detención es ilegal : “Cualquier asunto de prensa debe pasar en primer lugar por la Comisión de Evaluación de los Medios de Comunicación, antes de presentarse ante la justicia. Además, el fiscal no consultó a la justicia más que después del Consejo de Mollahs, que ha pedido la pena de muerte por insulto a los textos sagrados”.
Tras el fracaso de las negociaciones con las autoridades, los periodistas de la región de Balkh hicieron finalmente público el encarcelamiento de su colega. Han pedido su libertad en una carta enviada al Presidente de la República, Hamid Karzai. Dos días más tarde, el Consejo de los Mollahs advirtió a las autoridades en contra de la liberación del periodista.
Por otra parte, Reporteros sin Fronteras está muy preocupada por la suerte de Ghows Zalmay, un antiguo periodista convertido en portavoz del fiscal general, detenido por publicar una traducción del Corán, del árabe al dari. Fue detenido a principios de noviembre, tras las denuncias de algunos religiosos conservadores, que le acusan de imprimir una “traducción no islámica”, especialmente de los versos relativos al adulterio y la mendicidad. Algunos parlamentarios han llegado incluso a acusar a Ghows Zalmay de ser “peor que Salman Rushdie”.
Los periodistas afganos tienen que hacer frente a las amenazas y presiones de los religiosos fundamentalistas, que intentan impedir cualquier debate sobre el Islam y el estatuto de las mujeres. Frecuentemente, los poderes públicos adoptan decisiones contrarias a la libertad de expresión, con la excusa de proteger el carácter islámico de Afganistán.
Reporteros sin fronteras pide a la comunidad internacional que intervenga con el gobierno afgano para que ponga en libertad a Sayed Perwiz Kambakhsh y Ghows Zalma.
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20.01.2016