Reporteros sin Fronteras pide a las autoridades que aclaren completamente los motines que tuvieron lugar el 25 de febrero de 2008 en el departamento de Cochabamba, y que estuvieron a punto de costar la vida a dos periodistas del canal privado Red Bolivisión, tras la muerte de tres policías.
Reporteros sin Fronteras se siente alarmada ante la agresión sufrida por el reportero Limberth Sánchez y el camarógrafo Edson Jiménez, del canal privado Red Bolivisión, en un desplazamiento a Epizana (departamento de Cochabamba, Centro), el 26 de febrero de 2008. Los periodistas, testigos de violentas manifestaciones de aldeanos que se saldaron con la ejecución de tres policías, estuvieron a punto de correr la misma suerte.
“Dos periodistas que sólo estaban haciendo su trabajo rozaron la tragedia, en un contexto de violencia particularmente insostenible. Esas demostraciones de furia colectiva son también muy preocupantes para la libertad de prensa, sobre todo cuando se sabe que los periodistas bolivianos pagaron a menudo el precio de la violencia política que sacudió al país en 2007, y que puede reaparecer en cualquier momento. Pedimos que la investigación sobre la tragedia de Epinaza conduzca a la identificación de los agresores de Limberth Sánchez y Edson Jiménez”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
Limberth Sánchez y Edson Jiménez resultaron violentamente agredidos cuando asistían a la masacre de tres policías, llevada a cabo por cerca de 300 aldeanos encolerizados. El intento de unos funcionarios de detener a tres presuntos delincuentes hizo que el motín se volviera contra ellos. Los periodistas de Red Bolivisión empezaron a grabar imágenes del drama cuando un manifestante, en estado de ebriedad, les localizó y los señaló a la multitud. A Edson Jiménez le quitaron la cámara.
“Nos patearon, nos arrojaron piedras y nos pegaron con palos, ambos logramos escapar”, ha dicho Limberth Sánchez a los medios de comunicación. Mientras tanto los aldeanos, enfurecidos con los tres policías, lincharon a dos de ellos, y al tercero le golpearon hasta la muerte. Las barreras levantadas por los habitantes impidieron entrar a las fuerzas del orden, enviadas a Epizana.
La policía boliviana, afectada por los bajos salarios y una real falta de medios, a veces corrupta y responsable de abusos de poder, es con frecuencia el blanco de represalias colectivas, o de actuaciones de “justicia comunitaria” en los medios rurales, como el linchamiento ocurrido en Epizana.