Reporteros sin Fronteras publica su segunda clasificación mundial de la libertad de prensa. Como en 2002, la situación más catastrófica se da en Asia, con ocho de los diez países peor clasificados: Corea del Norte, Birmania, Laos, China, Irán, Vietnam, Turkmenistán y Bután. En esos Estados, la prensa independiente o no existe, o las autoridades la reprimen diariamente. Los periodistas trabajan allí en condiciones extremadamente difíciles, sin ninguna libertad ni seguridad. Varios de ellos se encuentran encarcelados en Birmania, China e Irán.
Cuba (165) ocupa la penúltima plaza en esta clasificación mundial. En la primavera de 2003 detuvieron a 26 periodistas, y les condenaron a penas que van de 14 a 27 años de detención, haciendo del país la mayor cárcel del mundo para los periodistas. Les acusan de publicar en el extranjero algunos artículos que hacen el juego a los "intereses imperialistas". Eritrea (162) presenta la peor situación en el continente africano. Desde hace dos años, la prensa privada no puede publicarse y catorce periodistas permanecen detenidos en secreto.
Para establecer esta clasificación, Reporteros sin Fronteras ha pedido a algunos periodistas, investigadores, juristas o militantes de los derechos humanos, que rellenaran un cuestionario que permite evaluar la situación de la libertad de prensa, en un país dado. En el índice figuran 166 naciones (frente a las 139 del año pasado). Las demás no están, por falta de informaciones fiables y contrastadas.
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Riqueza no siempre rima con libertad de prensa
Como en 2002, la clasificación demuestra que el respeto a la libertad de prensa no depende únicamente del desarrollo económico de los Estados. Así, algunos de los países más pobres del planeta, como Benín (29), Timor-Leste (30) o Madagascar (46), figuran entre los cincuenta primeros.
Por el contrario, algunas naciones ricas como Bahrein (117) o Singapur (144), se clasifican entre los cincuenta países que menos respetan la libertad de expresión.
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La particular situación de Estados Unidos e Israel
En ambos casos, la clasificación distingue las situaciones en el interior y el exterior del país. Aunque Estados Unidos e Israel se encuentran respectivamente en las posiciones 31 y 44, por el respeto a la libertad de expresión en su propio territorio, caen hasta las plazas 135 y 146 por el comportamiento fuera de sus fronteras.
Las repetidas exacciones del ejército israelí contra periodistas en los territorios ocupados, y la responsabilidad del ejército norteamericano en la muerte de varios reporteros durante la guerra de Irak, son actos inadmisibles en dos naciones que no cesan de repetir su compromiso a favor de la libertad de expresión.
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Degradación generalizada en el mundo árabe
La guerra de Irak tiene mucho que ver con el endurecimiento de la represión contra la prensa, en algunos regímenes árabes. Preocupados por su imagen y enfrentados a una opinión pública mayoritariamente contraria a la guerra, esos Estados han reforzado el control sobre la prensa, y han acentuado las presiones sobre los periodistas, obligados a autocensurarse.
Líbano (106) ha perdido su posición de líder del mundo árabe en materia de respeto a la libertad de expresión, en beneficio de Kuwait (102), a causa de algunos casos de censura, abusivos procedimientos judiciales y un atentado contra el canal Futur TV. Arabia Saudí (156), Siria (155), Libia (153) y Omán (152), utilizan todos los medios de que disponen para impedir la emergencia de una prensa libre e independiente.
En Marruecos (131), se han visto truncadas las esperanzas depositadas en Mohamed VI en el momento de su ascensión al trono en julio de 1999. Los periódicos independientes continúan bajo la presión constante de las autoridades. Alí Lmrabet, director de publicación de dos semanarios satíricos, fue condenado en junio de 2003 a tres años de cárcel, por "desacato a la persona del rey", como consecuencia de una serie de artículos y dibujos que tocaban temas tabúes.
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La Unión Europea bien clasificada, salvo Italia y España
Por segundo año consecutivo, Italia se encuentra mal clasificada (53) en relación a los demás países de la Unión Europea (UE). Sigue sin resolverse el conflicto de intereses de Silvio Berlusconi, que es a la vez jefe del Ejecutivo y propietario de un imperio mediático. Además, un proyecto de ley de reforma del sistema audiovisual, confeccionado a medida de los intereses de Silvio Berlusconi, podría agravar las amenazas que pesan sobre el pluralismo informativo en el país.
La relativa mala clasificación de España (42) es imputable a las dificultades que tienen los periodistas en el País Vasco. La organización terrorista ETA ha multiplicado las amenazas a los medios de comunicación, prometiendo atacar a los periodistas que no cubran la situación de acuerdo con sus puntos de vista. Por otra parte, la necesaria lucha contra el terrorismo tuvo consecuencias sobre la libertad de prensa con el cierre, como "medida preventiva", del periódico vasco Egunkaria, cuyos dirigentes son sospechosos de colaboración con ETA.
Francia solo ocupa la posición 26, a causa de su arcaica legislación sobre la difamación, algunos cuestionamientos cada vez más frecuentes de la protección de las fuentes y las repetidas abusivas detenciones de periodistas, por parte de la policía.
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La exURSS a remolque
La situación sigue siendo preocupante en Rusia (148), Ucrania (132) y Bielorrusia (151). Aunque en Rusia existe una auténtica prensa independiente, su mala clasificación está justificada por la censura que afecta a todo lo que se refiere a la guerra en Chechenia, varios asesinatos y el reciente secuestro del corresponsal de la Agencia France-Presse en Inguchia. Este país sigue siendo uno de los más asesinos del mundo, para los periodistas.
En Asia central, y particularmente en Turkmenistán (158) y Uzbekistán (154), los gobiernos mantienen una capa de plomo sobre la prensa. No toleran ninguna crítica a las autoridades.
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Cada vez más violencia privada
Varios países con gobiernos elegidos democráticamente, y en los que existe una prensa libre e independiente, están mal clasificados. Es, entre otros, el caso de Bangladesh (143), Colombia (147) o Filipinas (118). En esos Estados los periodistas son víctimas de una violencia privada, que no procede solamente del Estado, sino de partidos políticos, mafias o grupos armados. En otros casos, como en Nepal (150), la prensa se encuentra bajo el fuego cruzado de las fuerzas de seguridad y los rebeldes.
Esas exacciones crean una fuerte autocensura en los medios de comunicación, que ya no se atreven a abordar temas como la corrupción, la colusión entre los responsables políticos y el crimen organizado, o las violencias inter-religiosas. Mientras que frecuentemente los gobiernos no adoptan todas las medidas que se imponen para que cesen las agresiones, protegiendo a los reporteros y castigando a los culpables.
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En Africa, la información víctima de la guerra
Las guerras y las graves crisis políticas tienen inevitablemente consecuencias sobre la libertad de prensa, en el continente africano. Así, los tres países que han retrocedido más puestos en relación con 2002 son Costa de Marfil (137), Liberia (132) y Guinea Bissau (118). En los dos primeros casos, algunos periodistas locales y extranjeros se han visto expuestos a la violencia de los beligerantes. En Guinea Bissau los militares han cerrado algunos medios de comunicación.
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Consultar la Primera clasificación mundial de la libertad de prensa
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