En vísperas del quinto aniversario de la “Primavera negra” de marzo de 2003, Reporteros sin Fronteras hace público el informe de una misión efectuada in situ, en la última semana de febrero. En el documento aparece un renacimiento de la prensa en la isla, en el contexto de la transición en la cumbre del Estado.
En el transcurso de la última semana de febrero de 2008, en el momento de la investidura de Raúl Castro al frente del Estado, una enviada especial de Reporteros sin Fronteras viajó a Cuba para evaluar la situación de la libertad de prensa, cinco años después de la “Primavera negra” de marzo de 2003. En vísperas del quinto aniversario de esa oleada represiva sin precedentes, que convirtió a la isla en la segunda cárcel del mundo para los periodistas, Reporteros sin Fronteras - que tiene prohibido entrar en Cuba - hace público el informe de esa misión.
Cinco años después de la “Primavera negra”, uno de cuyos desenlaces fue la detención y condena arbitraria de veintisiete periodistas a penas de entre catorce y veintisiete años de cárcel, diecinueve de ellos continúan cumpliendo condena en condiciones muy severas. Entre ellos, Ricardo González Alfonso, ex director de la revista De Cuba y corresponsal de la organización, condenado a veinte años de reclusión, regresó en enero a su celda de Combinado del Este de La Habana, tras una larga estancia en el hospital militar de la misma penitenciaría. También víctimas de la “Primavera negra” y apadrinados por varios medios de comunicación extranjeros, Fabio Prieto Llorente, periodista independiente, y Miguel Galván Gutiérrez, de la agencia Havana Press - condenados a veinte y veintiséis años de cárcel respectivamente -, continúan soportando, como la mayoría de sus colegas en la misma situación, medidas de aislamiento, privación de cuidados médicos y restricción de visitas familiares. A los diecinueve periodistas encarcelados en marzo de 2003 se han sumado otros cuatro, desde 2005; tres de ellos después de que Raúl Castro sucediera a su hermano, en principio de forma transitoria, el 31 de julio de 2006.
El informe subraya también las extremas dificultades que encuentran para ejercer su profesión los que no están en la cárcel, en un país donde el Estado posee el monopolio de la información, la impresión y la difusión. Sin embargo, revela que la prensa independiente cubana ha hecho algo más que sobrevivir a una “Primavera negra”, que la dejó prácticamente reducida a nada. Una nueva generación, que se aguanta en una sociedad civil emergente, está tomando el relevo en los sitios y en las escasas revistas clandestinas, a imagen y semejanza de la blogger Yoani Sánchez. Estas nuevas redes, constituidas por jóvenes que no han conocido otra cosa que el régimen castrista, intentan con sus medios desarrollar una prensa alternativa dirigida a sus compatriotas de la isla, aunque los medios independientes solo tienen derecho de ciudadanía entre la diáspora cubana.
Estos cambios ¿serían posibles sin la transición en la cúspide del Estado? Sin duda, no. La presidencia de Raúl Castro no ha mejorado en nada los derechos humanos en la isla, pero acaba de hacer algunos gestos. La puesta en libertad, el 15 de febrero de 2008, del periodista Alejandro González Raga y otros tres disidentes, también encarcelados en la “Primavera negra”, ha sido una primera muestra de apertura. Otra se produjo tres días después de la investidura de Raúl Castro cuando, el 27 de febrero, Cuba firmó dos Pactos de Naciones Unidas; uno relativo a los derechos económicos, sociales y culturales, y el otro referido a los derechos civiles y políticos. El anuncio, el 13 de marzo, del levantamiento de las restricciones para la adquisición individual de material informático, significa igualmente un paso muy positivo.
Reporteros sin Fronteras toma buena nota de estas primeras señales de cambio. A este respecto, apoya las negociaciones iniciadas por el gobierno español para conseguir la libertad de los veintitrés periodistas actualmente encarcelados. La organización apela también al gobierno de Estados Unidos para que levante las restricciones en las comunicaciones, que impiden el acceso de los cubanos de la isla a la red de Internet y los contactos entre los periodistas locales y sus redacciones, con sede en el extranjero. Finalmente, pide a las embajadas europeas en La Habana que abran más ampliamente sus puertas a la prensa disidente. La demanda va particularmente dirigida a Francia que, el 1 de julio de 2008, asumirá la presidencia de la Unión Europea. Sin embargo, todas estas recomendaciones serán papel mojado mientras el gobierno cubano no cumpla las cláusulas de los dos Pactos de Naciones Unidas que acaba de firmar.
Con ocasión de la publicación de este informe, Reporteros sin Fronteras quiere hacer llegar toda su simpatía a Juan Carlos Herrera Acosta, de la Agencia de Prensa Libre Oriental (APLO), condenado en la “Primavera negra” a veinte años de cárcel y que continúa detenido, cuya ex mujer e hija han fallecido accidentalmente en Guantánamo (Este) el 12 de marzo de 2008.