De los cuatro periodistas que actualmente se encuentran encarcelados en Cuba, Bernardo Arévalo Padrón, de 37 años, es el que ha pasado más tiempo en la cárcel. Este 18 de noviembre empieza su sexto año de detención. "Ha cambiado mucho y a sus conocidos les costará reconocerle cuando salga", confía una persona cercana a él.
De los cuatro periodistas que actualmente se encuentran encarcelados en Cuba, Bernardo Arévalo Padrón, de 37 años, es el que ha pasado más tiempo en la cárcel. Este 18 de noviembre empieza su sexto año de detención.
En Cuba, la Constitución garantiza el monopolio estatal de la información. Igual que Bernardo Arévalo Padrón (foto), un centenar de periodistas independientes, agrupados en una veintena de agencias que las autoridades se niegan a reconocer, intentan ejercer su derecho a informar a pesar de todo. Están sometido a un acoso constante: incautaciones de material, presiones sobre las familias, citaciones policiales, detenciones, etc. La situación en que se encuentra Bernardo desde hace cinco años está aquí para recordar a quienes, al negarse a callar o a exiliarse, se arriesgan a una grave condena de cárcel.
Detenido el 18 de noviembre de 1997, Bernardo Arévalo Padrón fue condenado en apelación, diez días después, a seis años de cárcel por haber calificado de "mentirosos" al presidente Fidel Castro, y al vicepresidente Carlos Lage, en las ondas de Radio Martí (una emisora financiada por el gobierno norteamericano para emitir en la isla). El periodista acusó al Presidente de no respetar la declaración final de la anterior Cumbre Iberoamericana (que reunió a los jefes de Estado latinoamericanos, y a sus homólogos español y portugués), en la que los firmantes se comprometieron a promover la democracia parlamentaria, las libertades fundamentales y los derechos humanos, en sus países.
A finales de 1998, después de la visita del Papa, a Bernardo se le redujo la condena en un mes, "por buena conducta", de los dos meses que pueden concederse a cualquier detenido, por cada año de detención. Pero después de eso la administración penitenciaria no le ha concedido la libertad anticipada ni ninguna nueva reducción de pena, "por su falta de cooperación en el programa de reeducación". Por tanto, Bernardo no recuperará la libertad hasta el 17 de octubre de 2003.
Por otra parte, antes de ser detenido el periodista escribió, por cuenta de la agencia Línea Sur Press, de la que es fundador, un artículo en el que revelaba la participación de militares en una matanza clandestina de ganado en la región de Aguada de Pasajeros (provincia de Santa Clara, Centro), donde reside. Según sus colegas periodistas, esta información pudo ser la auténtica causa de sus problemas judiciales. La matanza clandestina es un delito que puede ser castigado hasta con diez años de cárcel.
Bernardo se encuentra ahora encarcelado en la prisión de Ariza (Centro), bloque 2, celda 25. Según su esposa, Libertad Acosta Díaz, su mediocre estado de salud parece que se mantiene estable. "Bernardo padece migrañas e hipertensión arterial, dice. Actualmente está griposo y "acatarrado", y pide que le den vitamina C". Como sus compañeros, está pasando por unas condiciones de vida muy penosas.
A través de sus escritos, los amigos temen que su salud mental se encuentre degradada. "Ha cambiado mucho y a sus conocidos les costará reconocerle cuando salga", confía una persona cercana a él. En efecto, son muy difíciles sus relaciones con los otros detenidos. Algunos de ellos le hacen la vida imposible, esperando recibir a cambio pequeños privilegios de la administración carcelaria. Recientemente, con la esperanza de conseguir una remisión de la condena, algunos presos comunes le robaron efectos personales y cartas, para entregárselos a la policía. Igualmente, los guardias incitan a sus compañeros de detención a hostigar al "contrarrevolucionario", explicando que perjudica a la buena reputación del establecimiento y a su calificación colectiva.
Libertad puede visitar a su marido cada tres semanas: "Tenemos que estar allí a las 8 de la mañana. Tenemos que esperar hasta las 8h30 en un refectorio, hasta que se acaba el registro meticuloso de los paquetes. Entonces, un militar conduce a los visitantes a la sala de comunicación, una especie de refectorio que, en medio, tiene una larga mesa y bancos de cemento. Los detenidos aparecen a las 9 por una puerta de acero. El techo está agujereado, hay que buscar un lugar al amparo de las filtraciones. Las personas se agrupan por familias, hay mucho ruido, casi hay que gritar para entenderse".
Los paquetes que le lleva contienen alimentos que pueden conservarse: queso, azúcar, bebidas en polvo, pan. También le lleva muchos cigarrillos. "Bernardo no fuma, pero es una forma de trueque".
Otros tres periodistas independientes se encuentran actualmente encarcelados en Cuba: Carlos Alberto Domínguez, de la agencia Cuba Verdad; Carlos Brizuela Yera, colaborador de la agencia Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey (CPIC), y Léxter Téllez Castro, de la Agencia de Prensa Libre Avileña (APLA). Las últimas informaciones recibidas por Reporteros Sin Fronteras indican que estos tres militantes de los derechos humanos fueron detenidos, sobre todo, por sus actividades en favor de la defensa de esos derechos. Algunos de ellos prosiguen con su trabajo informativo desde la cárcel, enviando escritos sobre las condiciones de su detención.