Han pasado dos años desde el levantamiento de Andijan y su sangrienta represión. El 14 de mayo la Unión Europea estudiará la posibilidad de reducir las sanciones aprobadas en 2005. Reporteros sin Fronteras le exhorta a no hacerlo si no existe un compromiso tangible, por parte de Uzbekistán, en favor de los derechos humanos.
Han pasado dos años desde la sangrienta represión del levantamiento de Andijan, el 13 de mayo de 2005, que causó varios centenares de víctimas según las organizaciones no gubernamentales (ONG's), y los periodistas presentes en el lugar. Dos años en los cuales no se ha aflojado el puño de hierro del poder sobre la sociedad.
Como prueba, la reciente condena a siete años de cárcel, y posteriormente la liberación, de la militante de los derechos humanos y periodista independiente Umida Niazova, al final de un poceso marcado por su confesión forzada. O tambien la prolongación del internamiento en un hospital psiquiátrico de Djamshid Karimov, sobrino del Presidente de la República y periodista independiente, internado a la fuerza en Samarkand desde septiembre de 2006.
« Reporteros sin Fronteras está muy preocupada por el deseo de los representantes de algunos de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) de no poner condiciones al establecimiento de un diálogo con Uzbekistán. El 14 de mayo, el Consejo de la UE reexaminará las sanciones aprobadas en 2005. Si se levantan, o se reducen, sin que antes exista un compromiso tangible de Uzbekistán en favor de una mejora de la situación de los derechos humanos, la UE corre el peligro de abandonar a su suerte a los periodistas y militantes de los derechos humanos, y de perder credibilidad. Europa no puede sacrificar la defensa de los derechos humanos al acceso a los hidrocarburos uzbekos, y convertirse en cómplice de la política represiva de Islam Karimov », ha declarado la organización de defensa de la libertad de prensa.
Los medios de comunicación extranjeros no pueden actuar en territorio uzbeko, donde no se facilitan acreditaciones a sus representantes. Después de que lo hicieran la British Broadcasting Corporation y Radio Free Europe/Radio Liberty, la Deutsche Welle ha sido la última en el tiempo en tener que cerrar su oficina en el país. Algunos corresponsales de medios de comunicación extranjeros también han sido agredidos o detenidos, como es el caso de Lobar Qaynarova, Vladislav Chekoyan y Tulkin Karaev.
En febrero de 2006 el gobierno uzbeko aprobó una nueva disposición que sanciona a los corresponsales de medios extranjeros que se atrevan a criticar su política. El texto castiga la ingerencia « en los asuntos internos » y los insultos « al honor y la dignidad de los ciudadanos uzbekos » y, en caso de infracción, establece la posibilidad de retirar a los periodistas sus acreditaciones.
Ese documento introduce también restricciones prohibiendo a las ciudadanos, extranjeros y uzbekos, colaborar con periodistas no acreditados, so pena de abrirles procedimientos judiciales,
El artículo 21 equipara claramente a los periodistas con terroristas, castigando con la expulsión a quienes llamen « al derrocamiento del orden constitucional y al odio racial o religioso ».