Amenazas e intimidaciones, armas de censura masiva en México
En tres días, cuatro periodistas han sido víctimas de amenazas de muerte con las que quieren obligarlos a que dejen de hacer su trabajo informativo. RSF condena firmemente estos actos intimidatorios, que demuestran la urgente necesidad de proteger a los periodistas mexicanos.
Los periodistas críticos se han convertido en un blanco en Tabasco, Quintana Roo y Michoacán, estados muy afectados por la violencia del crimen organizado y por la corrupción.
La madrugada del 19 de julio de 2017 en el estado de Tabasco, desconocidos dispararon al automóvil del periodista Luis Rubén López Domínguez, corresponsal del diario Tabasco Hoy, estacionado frente a su domicilio. Los agresores dejaron un mensaje en el parabrisas: lo amenazaban de muerte, exigiéndole que dejara de publicar información en Facebook.
Ese mismo día, en las calles de la ciudad de Cancún, en el estado de Quintana Roo, aparecieron dos mantas firmadas supuestamente por Los Zetas, uno de los cárteles más violentos de México, en las que amenazaban de muerte a los periodistas Pedro Canché, editor del portal Pedro Canché Noticias, y Amir Ibrahim, director del portal de noticias El QuintanaRoo.
Dos días después, el 21 de julio de 2017, en Morelia, estado de Michoacán, José Maldonado Sotelo, periodista y director de la agencia de noticias 90 Grados, recibió amenazas por información publicada sobre la Procuraduría General de Justicia del Estado. La agencia recibió un mail en el que le decían: “Ni una nota más mi querido José pues de lo contrario será la última, te lo aseguramos”.
“Estos métodos de intimidación y censura –independientemente de cuál sea el grupo del que provengan– son intolerables, inaceptables", señaló Emmanuel Colombié, director del Despacho América Latina de RSF. "Las autoridades mexicanas, tanto a escala local como federal, deben garantizar la seguridad de los periodistas, así como identificar y castigar a los autores de estas amenazas de muerte, que fomentan tanto un ambiente de miedo como la autocensura, dramática para la libertad de expresión en el país”, añadió.
La opacidad en torno a estos ataques es muy preocupante e incrementa la desconfianza que tienen los periodistas en las autoridades locales. Luis Rubén López Domínguez, por ejemplo, considera que las agresiones y amenazas que sufrió provienen del alcalde de Paraíso, Bernardo Barrada Ruíz, ya que le molestó la información que había publicado sobre las deficiencias del ayuntamiento. El día en que el periodista sufrió el ataque, el portavoz del ayuntamiento afirmó que se había tratado de un autoatentado orquestado por el mismo Luis Rubén.
Por su parte, Pedro Canché aseguró en su portal que las mantas que aparecieron en Cancún “en realidad no provienen del narco sino de estos actores políticos que se han unido para infundir miedo y terror al escaso periodismo crítico que se realiza en Quintana Roo". En 2015 Pedro Canché fue detenido y estuvo encarcelado injustamente nueve meses acusado de presunto “sabotaje” por haber cubierto manifestaciones locales (ver el video de RSF).
José Maldonado, quien ya había recibido amenazas el 3 de mayo pasado, considera que las intimidaciones que sufrió se deben a información publicada en 90 Grados sobre el oscuro pasado de Rogelio Arredondo Guillén, director de Investigación y Análisis de la Fiscalía Regional de Morelia, quien fue asesinado el 30 de junio pasado. El estado de Michoacán es muy peligroso para la prensa, allí asesinaron a Salvador Adame Pardo; en junio pasado encontraron el cuerpo del periodista, que había desaparecido el 18 de mayo en el municipio Nueva Italia.
México ocupa el lugar 147, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por RSF en 2017.