La deriva represiva del presidente Emomali Rahmon, consagrado por ley como “fundador de la paz y de la unidad nacional, y líder de la nación”, no deja de agravarse. Cada vez más, los periodistas eligen exiliarse, y los que permanecen en el país se autocensuran.
Panorama mediático
La presión gubernamental ha provocado el cierre de numerosos medios de comunicación independientes, como el periódico Ozodagon o el digital Akhbor, y ha obligado a decenas de periodistas a exiliarse. Sólo un tercio de la población tiene acceso a Internet. El bloqueo casi permanente de las principales webs de noticias y de las redes sociales ha llevado a muchos medios de comunicación a salir del país. Los periodistas extranjeros trabajan bajo la amenaza de que se revoque su acreditación, o que directamente se les deniegue.
Contexto político
El gobierno vigila de cerca los contenidos difundidos por la radio, la televisión y por Internet, mientras que el acceso a la información pública sigue siendo muy limitado para los medios de comunicación independientes. Los periodistas que no se someten a la autocensura son objeto de acoso, intimidación y chantaje por parte de los servicios secretos, y algunos figuran en la lista de “terroristas”. Cualquier cobertura de las protestas brutalmente reprimidas en la Provincia Autónoma de Alto Badajshán (GBAO) -que abarca casi la mitad del territorio tayiko- está prohibida, bajo pena de censura y detención. Las autoridades han creado granjas de trolls para desacreditar cualquier discurso crítico.
Marco legal
Las autoridades tayikas hacen un uso abusivo de la ley para castigar la incitación al odio, la discordia o la difusión de noticias falsas. Estas leyes, que amenazan directamente a los periodistas, generan un clima de miedo que impide cualquier expresión crítica hacia el régimen.
Contexto económico
Trabas jurídicas y burocráticas, fuertes impuestos, subdesarrollo del mercado publicitario, inspecciones sorpresa de las autoridades de vigilancia… Los obstáculos para el desarrollo económico del sector son muchos. A ello, se suman los bajos salarios que empujan a los periodistas experimentados hacia otras profesiones. Los medios privados no reciben ninguna subvención pública, a pesar de que una disposición del código de la prensa así lo permite.
Contexto sociocultural
Los periodistas no pueden desempeñar ningún papel en la resolución de los problemas sociales, económicos y políticos del país, teniendo en cuenta que el Estado no reacciona a sus publicaciones, ni responde a sus preguntas. También tienen dificultades para abordar ciertas cuestiones, como el matrimonio homosexual o las relaciones extraconyugales.Tras el principio del conflicto fronterizo con Kirguistán, en 2021, se publicaron ataques e insultos contra los kirguíes en los medios y en Internet.
Seguridad
Cualquier periodista que critique al gobierno corre el riesgo de ser agredido físicamente, intimidado, arrestado, e incluso envenenado por las fuerzas del orden y los servicios secretos. A los reporteros les resulta casi imposible realizar investigaciones y publicar sobre temas considerados "sensibles" por las autoridades, sin ponerse en peligro a sí mismos y a las personas de su entorno. En los últimos años, varios periodistas han sido condenados a fuertes penas de hasta 10 años de prisión.