Radios comunitarias: voces de la tierra aún excluidas de la frecuencia radiofónica
Organización:
¿Se cerró el siniestro paréntesis del golpe de Estado, ocurrido hace exactamente dos años, el 28 de junio de 2009, y sus consecuencias en las libertades públicas y los derechos humanos con la reintegración de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA)? La Asociación Mundial de Radios Comunitarias-América Latina y El Caribe (Amarc-ALC) y Reporteros sin Fronteras hicieron esta pregunta cuando el país recuperó su lugar oficialmente en la comunidad de Estados del continente. El combate contra la impunidad y a favor de un verdadero pluralismo sigue vigente si escuchamos a los representantes de La Voz de Zacate Grande, voces de la tierra excluidas de la frecuencia radiofónica.
Una enviada especial de Reporteros sin Fronteras acudió a Zacate Grande el 14 de abril pasado, fecha en la que se celebró el primer aniversario de la radio comunitaria. A partir de esta visita se elaboró un largo audiorreportaje que puede descargarse en este enlace.
El evento reunió a la mayoría de las radios comunitarias de Honduras afiliadas a la AMARC. En este encuentro se pudo constatar que, en la mayoría de los casos, la lucha por la defensa de la tierra ha sido el principal motivo de la creación de radios comunitarias. La Voz de Zacate Grande ilustra muy bien esta situación.
Una década de lucha desigual
Durante más de once años los habitantes de la península de Zacate Grande han sufrido un constante hostigamiento por el simple hecho de querer hacer valer sus derechos. Ubicada en el sur del país, en el Golfo de Fonseca, esta tierra es reclamada por el terrateniente y magnate de la palma africana Miguel Facussé Barjum, quien pretende desarrollar allí grandes proyectos turísticos. Varias familias de la oligarquía hondureña también han venido a la costa para construir en ella lujosas mansiones. Sin embargo, al mismo tiempo, las autoridades, utilizan el pretexto del respeto al convenio internacional para la protección del litoral – Convención RAMSAR relativa a los Humedales de Importancia Internacional –, para negar a los campesinos el derecho de llevar a cabo y dirigir ellos mismos proyectos que permitirían el desarrollo de sus comunidades. Organizados en la Asociación por el Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA), los campesinos confrontados a la táctica de asedio de los terratenientes han intentado recuperar las tierras en las que sus familias han vivido desde tiempos ancestrales. Recurriendo unas veces a las leyes de protección del medioambiente y otras a las relativas al respeto de la propiedad privada, la justicia parece haber tomado partido por los terratenientes. La mayoría de los miembros de ADEPZA enfrenta procesos judiciales por “daños al medioambiente” o por “usurpación”. Es el caso del secretario de ADEPZA, Gerardo Aguilar, uno de los 21 miembros del equipo de jóvenes colaboradores de la radio La Voz de Zacate Grande. En efecto, el terreno en el que se ubica la radio, en el pequeño pueblo Puerto Grande, es reclamado por Miguel Facussé. Como en Honduras no se reconoce el estatuto de las radios comunitarias, se acusa también al presidente de ADEPZA, Pedro Canales, de “uso ilegal de frecuencia”. Por otra parte, la justicia continúa ensañándose en contra de Elia Xiomara Hernández y Elba Yolibeth Rubio, dos colaboradoras de la radio. Arrestadas cuando cubrían una expulsión violenta en la localidad vecina de Coyolito, fueron acusadas de “sedición” y “desobediencia civil”; desde entonces se encuentran bajo control judicial. La obligación de presentarse cada quince días ante el tribunal ubicado en la vecina isla del Tigre, a la cual tienen que ir en barco, constituye un gasto importante para las acusadas. Finalmente, además de los procesos judiciales emprendidos contra él, el director de la radio, Franklin Meléndez, fue víctima el 13 de marzo pasado de un atentado en el que fue herido de bala en la pierna. Respecto a los autores del atentado, que intentaban demostrar así su oposición a las iniciativas promovidas por ADEPZA a través de la radio, jamás fueron importunados por la justicia y circulan libremente en la comunidad y sus alrededores. Tales tensiones no sorprenden en una población en la que numerosos miembros se han visto obligados a emigrar a Estados Unidos para escapar de la miseria y subvenir las necesidades de su familia que permanece en el pueblo. En todo caso, Miguel Facussé ha sabido aprovechar muy bien esta situación. El empresario fomenta activamente la división y los conflictos entre los habitantes de Zacate Grande prometiendo la obtención de títulos de propiedad a aquellos que acepten trabajar para él. Así, en la víspera de la celebración del aniversario de la radio, la esposa de Miguel Facussé visitó varias comunidades de la península para regalar juguetes y golosinas a los niños. Frente a estas prácticas clientelistas, los colaboradores de La Voz de Zacate Grande recurren al derecho a la información, concebido como una herramienta destinada a promover la educación para todos. Las declaraciones recogidas durante las visitas realizadas en el mes de abril pasado demuestran que, más que un simple medio de comunicación, la radio constituye para ellos un instrumento de defensa del interés común. Frágil reconstrucción
En el norte, en la Costa Atlántica, la comunidad garifuna (afro-descendiente) de Triunfo de La Cruz también fue visitada por Reporteros sin Fronteras en el mismo periodo. Allí también, la población no podría hacer escuchar su oposición a los proyectos agroindustriales e inmobiliarios sin la ayuda de su radio. Nacida de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), Radio Coco Dulce (también llamada Radio Faluma Bimetu en lengua garifuna), desafortunadamente sufrió repetidos ataques en el mes de enero pasado, por los que tuvo que interrumpir sus programas durante doce días. Triste recuerdo para un medio que había sido reducido al silencio un año antes, tras un incendio criminal. Eso motivó que, con la colaboración de la International Media Support (IMS), AMARC-ALC y Reporteros sin Fronteras se unieran para financiar la reconstrucción del medio de comunicación. Este año, las dos organizaciones dotaron a la radio de un pequeño sistema de videovigilancia. Este material es a la vez necesario e insuficiente. Cuando nuestra enviada especial se encontraba en la región, el 7 de abril, la casa de Alfredo López, director de Radio Coco Dulce, fue incendiada. Los autores siguen impunes. Esta acción pudo llevarse a cabo gracias al Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos (IEDDH) de la Unión Europea, con cuyo apoyo cuenta Reporteros sin Fronteras.
Durante más de once años los habitantes de la península de Zacate Grande han sufrido un constante hostigamiento por el simple hecho de querer hacer valer sus derechos. Ubicada en el sur del país, en el Golfo de Fonseca, esta tierra es reclamada por el terrateniente y magnate de la palma africana Miguel Facussé Barjum, quien pretende desarrollar allí grandes proyectos turísticos. Varias familias de la oligarquía hondureña también han venido a la costa para construir en ella lujosas mansiones. Sin embargo, al mismo tiempo, las autoridades, utilizan el pretexto del respeto al convenio internacional para la protección del litoral – Convención RAMSAR relativa a los Humedales de Importancia Internacional –, para negar a los campesinos el derecho de llevar a cabo y dirigir ellos mismos proyectos que permitirían el desarrollo de sus comunidades. Organizados en la Asociación por el Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA), los campesinos confrontados a la táctica de asedio de los terratenientes han intentado recuperar las tierras en las que sus familias han vivido desde tiempos ancestrales. Recurriendo unas veces a las leyes de protección del medioambiente y otras a las relativas al respeto de la propiedad privada, la justicia parece haber tomado partido por los terratenientes. La mayoría de los miembros de ADEPZA enfrenta procesos judiciales por “daños al medioambiente” o por “usurpación”. Es el caso del secretario de ADEPZA, Gerardo Aguilar, uno de los 21 miembros del equipo de jóvenes colaboradores de la radio La Voz de Zacate Grande. En efecto, el terreno en el que se ubica la radio, en el pequeño pueblo Puerto Grande, es reclamado por Miguel Facussé. Como en Honduras no se reconoce el estatuto de las radios comunitarias, se acusa también al presidente de ADEPZA, Pedro Canales, de “uso ilegal de frecuencia”. Por otra parte, la justicia continúa ensañándose en contra de Elia Xiomara Hernández y Elba Yolibeth Rubio, dos colaboradoras de la radio. Arrestadas cuando cubrían una expulsión violenta en la localidad vecina de Coyolito, fueron acusadas de “sedición” y “desobediencia civil”; desde entonces se encuentran bajo control judicial. La obligación de presentarse cada quince días ante el tribunal ubicado en la vecina isla del Tigre, a la cual tienen que ir en barco, constituye un gasto importante para las acusadas. Finalmente, además de los procesos judiciales emprendidos contra él, el director de la radio, Franklin Meléndez, fue víctima el 13 de marzo pasado de un atentado en el que fue herido de bala en la pierna. Respecto a los autores del atentado, que intentaban demostrar así su oposición a las iniciativas promovidas por ADEPZA a través de la radio, jamás fueron importunados por la justicia y circulan libremente en la comunidad y sus alrededores. Tales tensiones no sorprenden en una población en la que numerosos miembros se han visto obligados a emigrar a Estados Unidos para escapar de la miseria y subvenir las necesidades de su familia que permanece en el pueblo. En todo caso, Miguel Facussé ha sabido aprovechar muy bien esta situación. El empresario fomenta activamente la división y los conflictos entre los habitantes de Zacate Grande prometiendo la obtención de títulos de propiedad a aquellos que acepten trabajar para él. Así, en la víspera de la celebración del aniversario de la radio, la esposa de Miguel Facussé visitó varias comunidades de la península para regalar juguetes y golosinas a los niños. Frente a estas prácticas clientelistas, los colaboradores de La Voz de Zacate Grande recurren al derecho a la información, concebido como una herramienta destinada a promover la educación para todos. Las declaraciones recogidas durante las visitas realizadas en el mes de abril pasado demuestran que, más que un simple medio de comunicación, la radio constituye para ellos un instrumento de defensa del interés común. Frágil reconstrucción
En el norte, en la Costa Atlántica, la comunidad garifuna (afro-descendiente) de Triunfo de La Cruz también fue visitada por Reporteros sin Fronteras en el mismo periodo. Allí también, la población no podría hacer escuchar su oposición a los proyectos agroindustriales e inmobiliarios sin la ayuda de su radio. Nacida de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), Radio Coco Dulce (también llamada Radio Faluma Bimetu en lengua garifuna), desafortunadamente sufrió repetidos ataques en el mes de enero pasado, por los que tuvo que interrumpir sus programas durante doce días. Triste recuerdo para un medio que había sido reducido al silencio un año antes, tras un incendio criminal. Eso motivó que, con la colaboración de la International Media Support (IMS), AMARC-ALC y Reporteros sin Fronteras se unieran para financiar la reconstrucción del medio de comunicación. Este año, las dos organizaciones dotaron a la radio de un pequeño sistema de videovigilancia. Este material es a la vez necesario e insuficiente. Cuando nuestra enviada especial se encontraba en la región, el 7 de abril, la casa de Alfredo López, director de Radio Coco Dulce, fue incendiada. Los autores siguen impunes. Esta acción pudo llevarse a cabo gracias al Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos (IEDDH) de la Unión Europea, con cuyo apoyo cuenta Reporteros sin Fronteras.
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Updated on
20.01.2016