La transición democrática iniciada a finales de los años 80 favoreció el auge de una prensa floreciente, hasta que el ex primer ministro Hun Sen emprendió una guerra despiadada contra el libre ejercicio del periodismo, en 2017. Su triste legado de represión contra los medios independientes está siendo perpetuado por su hijo, Hun Manet, en el poder desde 2023.
Panorama mediático
Los principales medios audiovisuales y los pocos periódicos que quedan suelen seguir la línea del gobierno. Muchos temas son imposibles de cubrir, como la oposición política, la corrupción y la deforestación. A pesar del creciente número de medios digitales, pocos de ellos proporcionan una información imparcial. Sólo unos cuantos medios camboyanos independientes, que emiten desde el extranjero, ofrecen información de calidad. El cierre del medio digital Voice of Democracy (VOD), en febrero de 2023, por orden del ex primer ministro Hun Sen asestó un golpe casi mortal para el panorama de la prensa independiente del país. Durante 20 años, su web de noticias y su canal de vídeo en Internet habían desempeñado un papel fundamental en la difusión de información independiente. Nacida de las cenizas de VOD, la web de noticias Kamnotra es una de las últimas plataformas informativas independientes activas en el país.
Contexto político
Preocupado ante la perspectiva de tener que ceder el poder tras más de 30 años de reinado, el ex primer ministro Hun Sen se lanzó a una guerra sin cuartel contra la prensa, de cara a las elecciones legislativas de 2018: emisoras de radio y periódicos silenciados, redacciones purgadas, periodistas perseguidos... El panorama periodístico independiente resultó devastado incluso antes de que cediese el poder a su hijo, Hun Manet, en agosto de 2023. Desde entonces, las pocas iniciativas que tratan de reanimar al periodismo independiente desencadenan sistemáticamente la furia del poder, como evidenció la oleada de represión emprendida por el gobierno con miras a las elecciones celebradas en julio de 2023. El regulador de las telecomunicaciones bloqueó el acceso a Radio Free Asia, al periódico Cambodia Daily y al medio en línea Kamnotra.
Marco legal
A partir de 1992, Camboya ratificó el primer pacto internacional sobre derechos civiles y políticos, y desarrolló disposiciones para garantizar el libre ejercicio del periodismo. En 1995, fue aprobada una ley de prensa para favorecer una solución amistosa de conflictos relativos a la difamación. Sin embargo, en la práctica, las autoridades recurren frecuentemente al código penal, invocando sus artículos 494 y 495, relativos a la “incitación al delito”, para demandar y detener, sin orden judicial, a los periodistas que investigan sobre temas sensibles. El primer ministro aprovechó, además, la crisis del Covid-19 para introducir una ley sobre el estado de emergencia que le permite censurar cualquier contenido periodístico que le disguste.
Contexto económico
Cuatro grandes grupos se reparten el mercado de los medios dirigidos al gran público y todos están dirigidos por magnates de la prensa próximos al clan del primer ministro. Por ejemplo, su hermana, Hun Mana, lidera una gigantesco conglomerado que posee periódicos, revistas, emisoras de radio, cadenas de televisión y webs de información, siempre dispuestos a loar los méritos del gobierno. Tras la ola de clausuras y cierres de filas de las redacciones, en 2017 y 2018, el terreno ha quedado abonado para que los camboyanos solo tengan acceso a una información vertida por los grandes grupos ligados a la familia Hun, así como por la agencia de noticias online Fresh News, máquina de propaganda progubernamental.
Contexto sociocultural
Frente a los medios tradicionales afines al gobierno, los camboyanos se vuelcan en Internet, en pleno boom desde que se generalizó el uso de smartphones, para acceder a informaciones fiables e independientes. Sin embargo, están a merced de los algoritmos de Facebook, la plataforma más usada en el país, que tiende a favorecer también los contenidos patrocinados por las autoridades. El gobierno sueña con instaurar una “gran muralla digital”, como en China: se ha firmado un decreto en este sentido, que concede al ejecutivo el poder de vigilar todas las comunicaciones y de bloquear determinados sitios, creando un único punto de acceso a la red, por el cual tendrán que pasar los 15 millones de internautas camboyanos.
Seguridad
El ejercicio del periodismo medioambiental es peligroso en Camboya. Dos reporteros fueron asesinados en 2014 por investigar la deforestación y la pesca ilegal. Desde la oleada represiva de 2017, los periodistas pueden ser detenidos con pretextos falaces, y algunos pasan meses en prisión por imputaciones absurdas como el “terrorismo” o la “pornografía”. La cobertura de cualquier asunto de corrupción que afecte, de cerca o de lejos, al primer ministro se ha vuelto prácticamente imposible. Frente a estos desafíos, el amparo de la Alianza de Periodistas de Camboya (CamboJA), creada a finales de 2019, supone una burbuja de oxígeno para los reporteros del país.