La libertad de información muestra diferentes caras en el continente africano, donde coexisten la abundancia de la prensa de Senegal (73º) o Sudáfrica (35º) y el silencio atronador de los medios privados en Eritrea (179º) o Yibuti (164º).
A pesar de la ola de liberalización de los años 90, las prácticas de censura arbitraria siguen siendo muy habituales, especialmente en Internet, con cortes ocasionales de la red en algunos países, detenciones de periodistas y ataques violentos. Estas prácticas se desarrollan frecuentemente con total impunidad, como demuestra la desaparición del periodista maliense Birama Touré, en 2016. RSF demostró que había sido secuestrado por los servicios de inteligencia de su país y probablemente había sido asesinado mientras estaba incomunicado.
En los últimos años, el derecho a la información se ha visto aún más perjudicado por la profusión de leyes represivas que penalizan al periodismo en Internet. A su vez, la proliferación de rumores, propaganda y desinformación han debilitado al periodismo y el acceso a una información de calidad.
Los medios africanos, a menudo sin apoyo institucional y todavía dependientes en gran medida de los dictados editoriales de sus propietarios, tienen grandes dificultades para desarrollar modelos sostenibles y durables. No obstante, la reciente aparición de coaliciones de periodistas de investigación está permitiendo importantes revelaciones sobre asuntos de interés público.
Silenciados por las dictaduras, países como Angola (99º), Zimbabue (137º) o Etiopía (144º) han experimentado una apertura más o menos importante de su espacio mediático, pero, en la mayoría de los casos, la represión hacia las voces discrepantes sigue estando presente.
En el Sahel, la inseguridad y la inestabilidad política se han intensificado, y últimamente el periodismo está sufriendo ataques sin precedentes. En 2021, los reporteros españoles David Beriain y Roberto Fraile fueron asesinados en Burkina Faso (41º), el reportero francés Olivier Dubois fue secuestrado por un grupo armado en Mali (111º) y varios periodistas fueron expulsados de Benín (121º), Mali y Burkina Faso.