En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 de RSF, más de la mitad de los países de la región experimentan un deterioro de su situación, debido principalmente a la caída del indicador político.
Cada vez son más los líderes políticos que estigmatizan a los periodistas y a los medios de comunicación en sus discursos. A ello se suman las campañas de desinformación, las acciones judiciales abusivas y la propaganda estatal, que fomentan la desconfianza hacia la prensa y favorecen la polarización. Esta violencia, unida a las agresiones físicas contra periodistas con total impunidad, está creando un clima de autocensura en América del Sur y Centroamérica.
Estados Unidos (55º), que retrocede diez puestos, se prepara para las elecciones de 2024 en un contexto de creciente desconfianza hacia los medios, alimentada esencialmente por la abierta hostilidad de los líderes políticos, algunos de los cuales no dudan en llamar al encarcelamiento de periodistas. En varias ocasiones, las fuerzas de seguridad han registrado redacciones y detenido a periodistas de forma abusiva.
La situación es especialmente preocupante en Argentina (66º), tras la llegada al poder del presidente Javier Milei, cuya postura agresiva hacia el periodismo afecta al pluralismo. En Perú (125º), las condiciones para ejercer el periodismo se van deteriorando a medida que el sistema político se vuelve cada vez más opaco. El país ha caído 48 puestos en sólo dos años. En Centroamérica, la actitud abiertamente hostil del presidente Nayib Bukele hacia el periodismo de investigación explica el importante declive que registra El Salvador (133º) desde 2019.
Censura, presiones políticas y exilio forzado
En los tres países de la región que se sitúan en los últimos puestos de la Clasificación, Cuba (168º), Nicaragua (163º) y Venezuela (156º), el periodismo está sometido a una censura basada en decisiones arbitrarias, que pueden tomar la forma de detenciones, suspensiones de la difusión o trabas administrativas. En Guatemala (138º), la criminalización de los periodistas y el encarcelamiento de Jose Rubén Zamora atestiguan las graves amenazas que ha afrontado el periodismo en los últimos años.
En Ecuador (110º), la crisis política y el auge del crimen organizado han alterado el funcionamiento de la democracia. A pesar de que no se han registrado nuevos asesinatos de periodistas en relación al año pasado, cuando fueron asesinados seis, Haití (93º) se mantiene en el puesto 131º de los 180 países en materia de seguridad. En México (121º), el país del mundo con el mayor número de periodistas asesinados (72) en la última década, el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha mejorado la situación en el último año de su mandato, con una retórica bastante hostil hacia los profesionales de los medios.
Una evolución positiva y nuevos desafíos
Las buenas noticias llegan desde Chile (52º), que gana 31 puestos. La atenuación de la polarización y la voluntad del gobierno de fortalecer la libertad de prensa para crear un entorno más seguro para los profesionales de los medios han contribuido a esta subida. En Brasil (82º), el gobierno del presidente Lula ha realizado progresos en la normalización de las relaciones con la prensa, tras un periodo de escalada de tensiones durante el mandato del ex presidente Jair Bolsonaro. Antaño el país mejor clasificado de la región, Costa Rica (26º) sigue cayendo, debido a las tensiones entre el gobierno y los medios de comunicación. Canadá (14º) obtiene los mejores resultados de las Américas, pero no se priva de problemas, sobre todo por la incertidumbre económica a la que se enfrenta su industria de los medios.