Bien asfixiada por regímenes autoritarios, bien censurada por milicias, la información sigue sometida en Oriente Medio. En más de la mitad de países de la región, la situación de la libertad de prensa se considera “muy grave”. Es el caso de Irán (177º), que ha intensificado su represión y detenido a más de 70 periodistas en los meses que siguieron a la muerte de la joven kurda iraní Mahsa Amini. Arabia Saudí (170º) también se encuentra en la parte más baja de la clasificación. Fortalecido por la impunidad del príncipe heredero en el caso Khashoggi, el reino sigue reprimiendo a los periodistas, condenándolos a duras penas de cárcel, prohibiéndoles salir del país o vigilándolos de cerca, incluso cuando están en el extranjero. En el Golfo, los monarcas utilizan la vigilancia y la censura para controlar a la prensa, un fenómeno que se extiende al Mediterráneo y llega a Jordania (146º; -26), donde los tribunales siguen imponiendo "prohibiciones de publicación". La censura también está en su apogeo en Egipto (166º), donde la dictadura militar persiste en encarcelar a los periodistas, en lugar de cumplir con sus promesas de reformas.
Siria (175º) se mantiene como uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, atrapados en el fuego cruzado entre el mortífero ejército de Bashar Al Assad, las milicias y las intervenciones de Turquía. El país sigue registrando el mayor número de periodistas secuestrados, seguido de Yemen (168º) e Irak (167º). Pese a subir 14 puestos, Palestina (156º) continúa con un indicador de seguridad muy deficiente, como era de esperar tras la muerte de otros dos periodistas y la multiplicación de agresiones a la prensa por parte de las fuerzas israelíes, con total impunidad.
Qatar (105º; +14 ) es uno de los pocos países de la región que mejora en la Clasificación. Es el efecto del Mundial de fútbol. Bajo el escrutinio de los focos y en un esfuerzo por no empañar la imagen del país, las autoridades han flexibilizado algunas de las normas que entorpecían el trabajo de la prensa, aunque sigue siendo difícil cubrir determinados temas.
Deriva autoritaria en el Magreb
Las condiciones para el ejercicio del periodismo también siguen deteriorándose en el Norte de África, donde el Túnez del presidente Saïed (121º) y la Argelia del presidente Tebboune (136º) confirman sus respectivas derivas autoritarias. En Túnez, tras paralizar y disolver posteriormente el Parlamento, en 2021, el jefe del Estado arriesga los logros en materia de libertad de prensa conseguidos tras la revolución de 2011 y los periodistas son perseguidos por sus trabajos de investigación. Aunque el artículo 54 de la Constitución de Argelia garantiza la libertad de prensa, cada vez más periodistas son procesados por sus escritos en el país, que ha adoptado un nuevo Código de la Información elaborado sin consenso y criticado por la profesión. En Marruecos (144º; -9), persiste la detención arbitraria de los periodistas Omar Radi y Souleiman Raissouni, y tampoco cesa el acoso judicial contra otros periodistas críticos.