La Unión Europea, entre dos extremos
Mientras Noruega (1º) se mantiene en cabeza de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, Europa es el escenario de disparidades muy relevantes y la situación entre los dos extremos no hace más que acentuarse. Países antaño comunistas, como Estonia (4º) y Lituania (9º), entran en el “top 10” de los mejores clasificados del mundo, mientras que Países Bajos (28º) sale de este grupo selecto. Grecia (108º), por su parte, releva a Bulgaria (91º) a la cola de Europa.
Estas evoluciones dispares reflejan tres tendencias destacables: primero, el regreso de los asesinatos de periodistas en suelo de la Unión Europea. Giorgos Karaivaz, en Grecia (108º), y Peter R. De Vries, en Países Bajos (28º), fueron abatidos fríamente, al más puro estilo mafioso, en el corazón de dos metrópolis europeas. Mientras, los autores de los asesinatos de Daphne Caruana Galizia, en Malta (78º), y de Jan Kuciak, en Eslovaquia (27º), perpetrados antes de 2020, todavía no han sido condenados, pese a que ambos países han realizado ciertos progresos en la lucha por la justicia y las reformas en pro de la libertad de prensa.
Por otra parte, los periodistas han sido asimilados erróneamente a las autoridades y han tenido que hacer frente a una hostilidad virulenta por parte de manifestantes contrarios a las medidas de lucha contra el coronavirus. Esta violencia se ha traducido en un elevado número de agresiones físicas en Alemania (16º), en Francia (26º), en Italia (58º) y en Países Bajos (28º), así como en insultos y amenazas de toda índole y en todo el continente.
Además, algunos gobiernos de la Unión Europea y de países aledaños han endurecido las medidas liberticidas contra los periodistas, especialmente en Eslovenia (54º), en Polonia (66º), en Hungría (85º), en Albania (103º) y en Grecia (108º). Por su parte, Serbia (79º) ha logrado avances en la lucha contra la impunidad, mientras que la República Checa (20º) y Bulgaria (91º) han aliviado la presión política sobre el periodismo, tras el cambio de gobierno en ambos países. El Reino Unido (24º) destaca por su papel en el caso del fundador de Wikileaks, Julian Assange, abriendo la vía a su extradición a Estados Unidos (42º), tras un procedimiento que ha durado dos años. RSF ha luchado sin cuartel durante este período para que el caso de Julian Assange no siente un peligroso precedente para todos aquellos que, como él, contribuyen al periodismo.
Si bien las instituciones europeas han empezado a aplicar medidas de protección de los periodistas y de la libertad de prensa, y han emprendido un procedimiento contra Hungría por infringir el derecho comunitario, a la vez han vetado a los medios que difunden propaganda rusa. Lo han hecho en el contexto de la invasión de Ucrania (106º) ordenada por Vladimir Putin, sin un marco jurídico adecuado, lo cual podría servir de pretexto potencial para imponer medidas de castigo a medios europeos.
Una represión al alza en Europa del Este y en Asia Central
Reporteros asesinados y heridos sobre el terreno, una censura inédita desde el período soviético, desinformación masiva… en el este de Europa, la guerra de Rusia (155º) contra Ucrania (106º), más allá del drama humano que supone, está teniendo consecuencias devastadoras sobre la libertad de prensa en la región. Al menos cinco periodistas y profesionales de los medios han sido asesinados por disparos durante el primer mes de la ofensiva rusa, que arrancó el 24 de febrero de 2022. El ejército ruso ha apuntado deliberadamente a fuentes de información en los territorios que ha ocupado e intentado obtener la colaboración de los medios locales mediante presiones.
En Rusia, el poder ha asumido el control total de la información, instaurando una censura de guerra creciente, el bloqueo a los medios y la caza a los periodistas críticos, que los empuja al exilio masivo. Este recrudecimiento ya había comenzado en 2021, tras el endurecimiento de la Ley de Agentes Extranjeros y las persecuciones ligadas a la cobertura del opositor Alexei Navalny, actualmente en prisión.
Este control de la información no se limita a las fronteras rusas. El Kremlin impone su visión de la guerra en algunos países vecinos, especialmente en Bielorrusia (153º), donde los periodistas independientes siguen siendo masivamente perseguidos por su trabajo y una veintena se encuentra en prisión, desde la polémica reelección, el 9 de agosto de 2020, de Aleksander Lukashenko. El presidente bielorruso no dudó en desviar, el 23 de mayo de 2021, un avión para detener a un periodista opositor que había optado por el exilio. Cada vez más medios son tildados de “extremistas”, mientras que leer y compartir sus contenidos en las redes sociales puede ser objeto de un proceso penal.
Los medios de los países del Cáucaso son bloqueados, en ocasiones, por el regulador mediático ruso cuando sus artículos incomodan al poder, y los de Asia Central reciben presiones para realizar una cobertura más “neutra” del conflicto. En Turkmenistán (177º), uno de los países más herméticos del mundo y siempre a la cola de la Clasificación, los medios -totalmente controlados por el Estado- ignoran la guerra.
En Turquía (149º), el sistema “hiperpresidencial” de Recep Tayyip Erdogan y su autoritarismo se plasman en una clara negación de la libertad de prensa y en la injerencia en la justicia. Aunque los tribunales dictan encarcelamientos cuando lo ordena Erdogan, algunos se han manifestado recientemente contra “una represión que va demasiado lejos”: algunos periodistas han sido, de hecho, absueltos de acusaciones abusivas, como “insultos al presidente”, “pertenencia a organización terrorista” o “propaganda”. El control judicial sigue, no obstante, prevaleciendo para que se encarcelen periodistas. En julio de 2021, la profesión se manifestó, por primera vez desde el estado de emergencia, tras la brutal detención del fotorreportero de AFP Bülent Kiliç.
En dos años, dos periodistas han sido asesinados en Turquía (149º): Güngor Arslan, redactor jefe de Ses Kocaeli, el 19 de febrero de 2022, y Hazim Özsu, presentador de un programa en Radio Rahmet FM, abatido en Bursa, en marzo de 2021, por uno de sus oyentes. El presunto asesino fue arrestado seis días después del crimen.